2. JEREZ DE LA FRONTERA, Cádiz. Monumento a la Semana Santa y detrás, el Convento de Santo Domingo.
3. JEREZ DE LA FRONTERA, Cádiz. Ventana en esquina, perteneciente a una Casa-Palacio.
4. JEREZ DE LA FRONTERA, Cádiz. Vista exterior del Crucero de la Catedral.
5. JEREZ DE LA FRONTERA, Cádiz. Vista interior del crucero y cúpula de la Catedral.
6. JEREZ DE LA FRONTERA, Cádiz. Cúpula de la Catedral.
7. JEREZ DE LA FRONTERA, Cádiz. Vista de la Nave central de la Catedral.
8. JEREZ DE LA FRONTERA, Cádiz. Portada principal de la Catedral.
9. JEREZ DE LA FRONTERA, Cádiz. Torre exenta de la Catedral.
10. JEREZ DE LA FRONTERA, Cádiz. Portada principal de la Igl. de San Miguel.
11. JEREZ DE LA FRONTERA, Cádiz. Portada lateral de la Igl. de San Miguel.
12. JEREZ DE LA FRONTERA, Cádiz. Otra portada lateral de la Igl. de San Miguel.
13. JEREZ DE LA FRONTERA, Cádiz. Detalle del retablo mayor de la Igl. de San Miguel.
14. JEREZ DE LA FRONTERA, Cádiz. Retablo mayor de la Igl. de San Miguel.
JEREZ DE LA FRONTERA* (I), provincia de Cádiz: 2 de abril de 2006.
El vino, el cante flamenco, el caballo, la alegría y el señorío constituyen las notas más singulares de esta deslumbrante ciudad, alzada en la ribera del Guadalete, sobre un dorado alcor de la campiña gaditana, a sólo once kilómetros del Atlántico.
El casco histórico
Desde la avenida del Duque de Abrantes a través de Divina Pastora y Sevilla, se alcanza la avenida del Marqués de Domecq, en la que se encuentra el palacio de éste y, sobre todo, el convento de Santo Domingo*, edificio gótico, de la época de la Reconquista, en el que destaca su precioso claustro. El casco antiguo de la ciudad, que ha sido declarado Monumento Histórico Artístico, se extiende desde aquí hacia el sur y hacia el oeste. Casi en todas las calles, aún en las zonas más populares, se levantan casas de gran empaque, la mayoría de los siglos XVIII y XIX y muchas de ellas con escudo nobiliario. En esta zona se concentra la casi totalidad de los monumentos y lugares de interés.
Desde la avenida del Duque de Abrantes a través de Divina Pastora y Sevilla, se alcanza la avenida del Marqués de Domecq, en la que se encuentra el palacio de éste y, sobre todo, el convento de Santo Domingo*, edificio gótico, de la época de la Reconquista, en el que destaca su precioso claustro. El casco antiguo de la ciudad, que ha sido declarado Monumento Histórico Artístico, se extiende desde aquí hacia el sur y hacia el oeste. Casi en todas las calles, aún en las zonas más populares, se levantan casas de gran empaque, la mayoría de los siglos XVIII y XIX y muchas de ellas con escudo nobiliario. En esta zona se concentra la casi totalidad de los monumentos y lugares de interés.
Jerez fue elevada a sede episcopal en 1980. Desde entonces la colegiata de San Salvador ha adquirido la categoría de catedral*. Se trata de un magnífico templo de cinco naves, construido entre 1695 y 1778 en los estilos gótico y renacentista. En el crucero se eleva una robusta cúpula de media naranja sobre tambor octogonal, rematada por un linternón ciego. La decoración constituye una de las características más notables del edificio, sobresaliendo la de las fachadas. Las tres con que cuenta presentan el pórtico empotrado en la construcción, con columnas corintias y gran profusión de bajorrelieves tallados en la piedra. Algo más abajo de la catedral se abre la puerta del Arroyo, resto de la antigua muralla almohade que aparece también al final de la avenida del Azahar y la calle Chancillería. Por encima de la catedral se eleva el alcázar* árabe, en cuyo interior se conserva una mezquita, transformada en la iglesia de Santa María por Alfonso X el Sabio.
La plaza del Arenal constituye hoy el centro geográfico y cosmopolita de Jerez. Desde ella, hacia el sur, se descubre la esbelta torre de la iglesia de San Miguel**. Es éste un templo muy bello levantado en su día extramuros de la ciudad, alrededor del cual se fue extendiendo un barrio que, con el tiempo, llegaría a contar con una fuerte presencia gitana: el barrio de San Miguel. Su edificación, de estilo gótico florido, data del siglo XVI. Tiene tres naves rematadas en tres ábsides cubiertos con bóvedas de crucería en estrella. El retablo mayor, uno de los mejores del autor, se debe a Martínez Montañés.
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