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La continuación de Burguillos Viajero

jueves, 25 de marzo de 2010

57. TORDESILLAS* (I), Valladolid: 23 de julio de 2005

1. TORDESILLAS, Valladolid. Plaza Mayor con el Ayuntamiento en primer término.

2. TORDESILLAS, Valladolid. Iglesia de San Antolín.

3. TORDESILLAS, Valladolid. Palacio del Tratado.

4. TORDESILLAS, Valladolid. Fachada del antiguo palacio, del Monasterio de Santa Clara.

5. TORDESILLAS, Valladolid. Sala del Monasterio de Santa Clara.

6. TORDESILLAS, Valladolid. Cúpula de una de las salas del Monasterio de Santa Clara.

7. TORDESILLAS, Valladolid. Decoración de la armadura de la Iglesia del Monasterio de Santa Clara.

8. TORDESILLAS, Valladolid. Decoración mudéjar del intradós de un arco de herradura del Monasterio de Santa Clara.

9. TORDESILLAS, Valladolid. Vista general de la Iglesia del Monasterio de Santa Clara.

10. TORDESILLAS, Valladolid. Retablo de campaña de la Capilla de los Saldaña del Monasterio de Santa Clara.

11. TORDESILLAS, Valladolid. Vista general de la Iglesia del Monasterio de Santa Clara.

TORDESILLAS* (I), provincia de Valladolid: 23 de julio de 2005.
   Su intenso pasado de ciudad cortesana aún invade el presente de este importante nudo de comunicaciones que se alza junto al Duero.
   La visita al "asilo de princesas desventuradas", como denominó a Tordesillas el marqués de Lozoya, puede iniciarse en la Plaza Mayor*, bello espacio porticado del siglo XVII, de cuyo armónico urbanismo se ha dicho que posee "cadencia romana", aunque los balcones subrayan el carácter castellano.
   Por las calles de los Arqueros y San Juan, tras pasar ante nobles edificios, se alcanza la zona en la que, muy próximos, se reúnen la iglesia de San Juan, el palacio del Tratado, transformado en complejo cultural que incluye un centro de estudios hispano-lusos, y la iglesia de San Antolín, obra gótica del siglo XVI con bóvedas del siglo XVII. Esta última alberga desde hace unos años un museo de arte sacro en el que se han reunido obras de otros templos de la ciudad que permanecen cerrados -al igual que este mismo- al culto. Especial interés posee, en su interior, la capilla de los Alderete y su retablo con pinturas manieristas y magníficas esculturas de Juan de Juni.
   El descenso en dirección al río nos acerca a los jardines de Palacio. Por el paseo de Juan I, a la vista del Duero, se llega a la joya artística de la ciudad: el monasterio de Santa Clara**. Antiguo palacio de Alfonso XI, transformado en convento por Pedro I el Cruel, ha sido escenario de una intensa historia en la que resuenan los nombres de la secreta esposa del segundo monarca citado, María de Padilla, y el de Juana de Castilla, confinada en estas salas hasta su muerte en 1555. El conjunto es una obra maestra del mudéjar en la que destacan la fachada del antiguo palacio, con puerta adintelada y ornamental al gusto almohade; el bellísimo patio, los baños árabes y otras salas decoradas con yeserías moriscas. La iglesia, de una sola nave y con una capilla mayor cubierta por una monumental armadura, es de estilo gótico. En su interior, además de algunas muestras de arte románico, debe verse la capilla de los Saldaña (siglo XIV), donde se muestra un retablo de campaña del siglo XV. En 1991 concluyó una profunda restauración en la que se descubrieron bellísimos elementos del antiguo palacio.

miércoles, 24 de marzo de 2010

56. VALLADOLID** (II), capital: 22 de julio de 2005.

14. VALLADOLID, Capital. Retablo Mayor de la Iglesia de San Martín.

15. VALLADOLID, Capital. Iglesia de Santa María de la Antigua.

16. VALLADOLID, Capital. Fachada de la Catedral.

17. VALLADOLID, Capital. Interior de la Catedral.

18. VALLADOLID, Capital. Retablo Mayor de la Catedral.

19. VALLADOLID, Capital. Fachada de la Universidad.

20. VALLADOLID, Capital. Fachada del Colegio de Santa Cruz.

21. VALLADOLID, Capital. Imagen de Jesús Caído de la Iglesia de la Vera Cruz.

22. VALLADOLID, Capital. Ábside de la Iglesia del Convento de San Benito el Real.

23. VALLADOLID, Capital. Plaza Mayor.

24. VALLADOLID, Capital. Interior de la Iglesia de Santiago.

25. VALLADOLID, Capital. Retablo de la Epifanía de la Iglesia de Santiago.

VALLADOLID** (II), capital de la provincia y de la comunidad: 22 de julio de 2005.
   En la calle de San Martín, nos encontramos la iglesia de San Martín, uno de los templos más antiguos de la ciudad y del que en la reconstrucción de principios del XVII se conservó la torre románica (siglo XIII). En su interior se custodia La Piedad (también llamada La Quinta Angustia), talla procesional de Gregorio Fernández.
   Al sur de la calle de San Martín, aparece la iglesia de Santa María la Antigua*, un templo románico del siglo XIII reconstruido en el XIV en estilo gótico, y del que sorprende su torre** románica de planta cuadrangular, con cuatro cuerpos, abiertos los tres superiores por airosos ventanales, y rematada en forma piramidal. Junto con el pórtico del lado septentrional, cuyas arquerías se alzan sobre columnas triples con capiteles esculpidos, son los elementos supervivientes de la obra original. El interior, de tres naves, es ya plenamente gótico y está desprovisto de las riquezas que en otro tiempo tuvo.
   La Catedral*, encargada por Felipe II a Juan de Herrera en 1578 e iniciada en 1582, no se ha terminado nunca. El proyecto original, planteado para sustituir a la colegiata gótica de Santa María, cuyas ruinas exteriores pueden verse en la inmediata plaza de la Universidad, contemplaba un templo grandioso. Pero la lentitud de su ejecución y la falta de recursos materiales desembocaron en la obra inacabada que hoy puede verse, pese a que en su construcción intervinieron maestros de la talla de Alberto Churriguera. La amalgama poco afortunada de estilos se percibe ya en la fachada, clasicista en su nivel inferior y barroca en el superior, al igual que la anexa torre octogonal sobre la que, para mayor dislate, se colocó en 1923 una desproporcionada estatua del Sagrado Corazón.
   El interior del templo, de tres naves divididas por amplísimos pilares, permite calibrar la pureza de líneas y la grandiosidad espacial del proyecto herreriano, aunque al poco de iniciar el recorrido se imponga la frustrante sensación de lo inconcluso. Es de destacar, con todo, la Capilla Mayor, presidida por un bello retablo* manierista de Juan de Juni (siglo XVI), trasladado de la cercana iglesia de la Antigua, y algunas obras escultóricas y cuadros que decoran las capillas laterales.
   Cercana a la Catedral aparece la plaza presidida por la estatua de Cervantes, y en la que destaca la fachada barroca de la Universidad, con una recargadísima portada (siglo XVIII) decorada por la familia Tomé con diversos símbolos y alegorías académicas. La construcción original pertenecía al gótico tardío, pero fue ampliada en el siglo XVIII (fachada) y, de nuevo, a principios del XX y aún en 1968. En el interior, la base de los muros está profusamente cubierta con cerámica talaverana de Juan Ruiz de Luna (1954).
   Por la calle de la Librería se llega al colegio de Santa Cruz*. Fue fundado en 1483 por el cardenal don Pedro González de Mendoza y, aunque concebido por su arquitecto, Lorenzo Vázquez de Segovia, según cánones góticos, su hermosa portada es uno de los primeros ejemplos del arte plateresco, al igual que el patio interior, reconstruido en 1603 y provisto de una elegante impronta renacentista. Entre sus estancias, además de la pequeña capilla donde se guarda el espléndido Cristo de la Luz*, de Fernández (1612), destacan el salón de actos (la llamada Aula Triste) y la biblioteca, cuyas soberbias puertas no pueden franquearse si no es con un permiso especial. Sus estantes barrocos albergan gran cantidad de manuscritos e incunables, así como unos 13.000 volúmenes impresos entre los siglos XVI y XIX.
   La iglesia de la Vera Cruz, templo penitencial barroco del siglo XVI que custodia algunos pasos procesionales de Gregorio Fernández.
   Cercano a la Plaza Mayor está el Monasterio de San Benito el Real*, en la calle de igual nombre, ocupa el lugar donde estuviera el alcázar-palacio del rey Juan I. Fundado a finales del siglo XIV, se convirtió dos siglos después en el convento benedictino más importante de España. La iglesia, construida entre 1499-1515 en estilo gótico, está precedida de un poderoso y severo pórtico rematado por Gil de Hontañón hacia 1569. En su interior se impone la sobriedad de las tres amplias naves cerradas por bóvedas de crucería. Adosadas a la iglesia se encuentran las dependencias monacales, ampliadas en los siglos XVII y XVIII, y en la parte posterior se abre un notable patio de estilo herreriano construido por Rivero Rada (siglo XVI). Precisamente en este pario, totalmente restaurado y con añadidos modernos que le proporcionan más luz, abrió sus puertas en mayo de 2002 el Museo de Arte Contemporáneo Español Patio Herreriano. Se trata de una apuesta vanguardista que permite contemplar las tendencias y obras de los principales artistas nacionales desde 1918 hasta nuestros días. Destacan entre otras, las obras de Ángel Ferrant, Miquel Navarro, Juan Barjola, Eduardo Chillida o Juan Miró.
   Cerca de San Benito encontramos la Plaza Mayor*. Este espacioso y animado núcleo de la vida vallisoletana debe su actual disposición a la reconstrucción impulsada por Felipe II en 1561, tras el voraz incendio que asoló la ciudad, y su ordenación a base de soportales se extendió a la zona colindante. En el flanco norte de su trazado rectangular (fue la primera plaza de esas características construida en España) se alza el Ayuntamiento. Frente a éste, se halla el teatro Zorrilla y, entre ambos, ocupando el centro de la plaza, la estatua del fundador de la ciudad, el conde Ansúrez.
   Finalmente encontramos la Iglesia de Santiago, templo del gótico tardío (siglo XVI), parcialmente enmascarado por añadidos posteriores, que es la sede de la Cofradía de las Siete Palabras. Entre las valiosas obras de su interior destaca el retablo de la Epifanía* (siglo XVI), de Alonso de Berruguete.

Enlace a la Entrada anterior de Valladolid**:
55. VALLADOLID** (I), capital: 22 de julio de 2005.

martes, 23 de marzo de 2010

55. VALLADOLID** (I), capital: 22 de julio de 2005.

1. VALLADOLID, Capital. Fachada de la Iglesia del Convento de San Pablo.

2. VALLADOLID, Capital. Ventana de esquina del Palacio de los Pimentel.

3. VALLADOLID, Capital. Imagen de San Cristóbal, de Alonso de Berruguete del Museo Nacional de Escultura.

4. VALLADOLID, Capital. Entierro de Cristo de Juan de Juni, del Museo Nacional de Escultura.

5. VALLADOLID, Capital. Escultura de San Antonio penitente de Martínez Montañés, del Museo Nacional de Escultura.

6. VALLADOLID, Capital. Cristo Yacente de Gregorio Fernández, del Museo Nacional de Escultura.

7. VALLADOLID, Capital. Entierro de Cristo del Museo Nacional de Escultura.

8. VALLADOLID, Capital. Belén napolitano del Museo Nacional de Escultura.

9. VALLADOLID, Capital. Capilla funeraria del Colegio de San Gregorio.

10. VALLADOLID, Capital. Fachada del Colegio de San Gregorio.

11. VALLADOLID, Capital. Detalle de la fachada del Colegio de San Gregorio.

12. VALLADOLID, Capital. Paso procesional del Museo Nacional de Escultura.

13. VALLADOLID, Capital. Otro paso procesional del Museo Nacional de Escultura.

VALLADOLID** (I), capital de la provincia y de la comunidad: 22 de Julio de 2005.
   La ciudad del Pisuerga, es una urbe pujante, con un importante legado monumental disperso entre sus modernizadas calles. Posee numerosos museos, entre ellos algunos de visita imprescindible. Destaca también como importante centro industrial, universitario, comercial y administrativo.
   La parte septentrional del casco histórico es la que reúne mayor número de casas palaciegas. En la calle de las Cadenas de San Gregorio, cercana a la plaza de San Pablo está la llamada casa del Sol, construida en la primera mitad del XVI, con una bella portada plateresca en la que un gran astro remata el escudo nobiliario del conde de Gondomar. Junto a ella se levanta uno de los más hermosos monumentos vallisoletanos, el colegio de San Gregorio**. Ejemplo señero del gótico hispano-flamenco, fue construido entre 1484 y 1496 a iniciativa de fray Alonso de Burgos como centro docente de teología. Su espléndida portada**, cuyo estilo hace suponer que es obra de Gil de Siloé, está concebida a modo de estandarte profusamente decorado con motivos heráldicos y escenas simbólicas, es una pieza maestra del llamado estilo isabelino.
   Y otro tanto puede decirse del armonioso patio*, actualmente en proceso de rehabilitación, en torno al que se disponen las principales dependencias interiores: atribuido a Juan Guas, está formado por un claustro de dos pisos, con arcos rebajados sobre esbeltas columnas helicoidales en el nivel inferior y una preciosa galería superior de ventanales calados delicadamente ornamentada, al igual que el friso que recorre la cornisa bajo salientes gárgolas. Comunicando ambas plantas se dispone en dos tramos la gran escalera* gótico-renacentista con artesonados mudéjares. Merece la pena visitar la capilla funeraria de Fray Alonso, en el extremo izquierdo de San Gregorio, obra de Juan Guas y Juan de Talavera. En ella la labor decorativa queda patente de forma soberbia en la tribuna del coro y el órgano.
   Este magnífico marco arquitectónico ha albergado desde 1933, al Museo Nacional de Escultura** con una importante colección de obras de los siglos XIII al XVIII. Sin embargo, debido a las tareas de restauración que sufre en estos momentos el edificio, sus fondos han sido trasladados provisionalmente al palacio de Villena, cuya austera fachada se abre justo enfrente de San Gregorio. La nueva sede del museo data del siglo XVI y perteneció, en su tiempo, a la princesa de Éboli. En su interior se exponen, principalmente, tallas en madera policromada de tema religioso, procedentes en su mayoría de antiguos conventos afectados por las desamortizaciones del siglo XIX.
   A continuación del colegio de San Gregorio, presidiendo la amplia plaza homónima, se levanta la iglesia del convento de San Pablo*, con su bellísima fachada** de estilo gótico isabelino, verdadera filigrana en piedra en cuya realización, iniciada a finales del siglo XV, intervino Simón de Colonia, si bien la parte superior clasicista, corresponde al XVII. El interior del templo es de una sola nave, con capillas abiertas entre los contrafuertes. Además de dos destacables portadas góticas en ambos extremos del crucero, acoge varias esculturas de Gregorio Fernández, entre ellas un espléndido Cristo yacente*, con cavidad en el pecho para guardar la Sagrada Forma el día de Jueves Santo.
   A la misma plaza de San Pablo se asoma el antiguo palacio de los Pimentel, sencillo edificio renacentista con una hermosa ventana plateresca haciendo esquina. Es la sede de la Diputación Provincial y en él nació Felipe II. El zaguán está decorado con escenas de la historia de la ciudad en azulejería talaverana de J. Ruiz de Luna (1939-1940). Completando la magnificencia de la plaza, frente a la iglesia de San Pablo se alza el que fuera Palacio Real, actual sede de la Capitanía General, un edificio reconstruido en el siglo XVII del que destaca sobremanera su espacioso patio principal.

domingo, 21 de marzo de 2010

54. PALENCIA* (I), capital: 22 de julio de 2005.

1. PALENCIA, Capital. Fachada de la Iglesia de Ntra. Sra. de la Calle.

2. PALENCIA, Capital. Retablo Mayor y Cúpula de la Iglesia de Ntra. Sra. de la Calle.

3. PALENCIA, Capital. Puerta del Obispo de la Catedral.

4. PALENCIA, Capital. Torre de la Catedral.

5. PALENCIA, Capital. Bóvedas de la Catedral.

6. PALENCIA, Capital. Retablo renacentista de la Catedral.

7. PALENCIA, Capital. Trascoro de la Catedral.

8. PALENCIA, Capital. Otra zona del trascoro de la Catedral.

9. PALENCIA, Capital. Imagen de Virgen con el Niño de una exposición temporal de la Catedral.

10. PALENCIA, Capital. Vista de la nave de la Iglesia de la Soledad.

11. PALENCIA, Capital. Retablo mayor de la Iglesia de San Francisco.

12. PALENCIA, Capital. Bóveda de una de las capillas de la Iglesia de San Francisco.

13. PALENCIA, Capital. Conjunto de las Iglesias de San Francisco y de la Soledad.

PALENCIA* (I), capital de la provincia: 22 de julio de 2005.
   Presidiendo las vastas llanuras de la Tierra de Campos y bajo la esbeltez vigilante del Cristo del Otero, símbolo moderno de la ciudad, la capital palentina aúna su carácter de centro comercial, textil y metalúrgico con un patrimonio monumental que, sin poseer la rotundidad y amplitud del de otras urbes de Castilla, sí ofrece ejemplos de indiscutible importancia. Los propios palentinos, conscientes de esa situación, han difundido el lema de la "bella desconocida" como calificativo que, si resulta justo aplicado a su catedral, no cuesta mucho extenderlo a una ciudad provista de un interesante centro urbano y repleta de apacibles rincones.
   En la plaza de Isabel la Católica encontramos la Iglesia de Nuestra Señora de la Calle, templo del siglo XVI que originariamente perteneció a la Compañía de Jesús. Muestra una monumental y sobria fachada coronada por una espadaña, y en su interior, de una sola nave, se abren diversas capillas dispuestas a modo de hornacinas y provistas de altares barrocos. En ella se venera a la patrona de la ciudad, la Virgen de la Calle, una talla del siglo XV sobre cuyos orígenes existe una curiosa leyenda.
   La Catedral** palentina es un templo gótico edificado entre 1321 y 1516 sobre la catedral románica erigida por Sancho III el Mayor en el siglo XI, que, a su vez, se levantó sobre una basílica visigoda del siglo VII. A ese triple origen responde la superposición de estilos que, bajo el predominio de lo gótico, aúna elementos que van desde lo visigótico y románico hasta lo renacentista.
   El aspecto externo es severo, de una austeridad sólo animada en la cabecera poligonal, donde las diversas capillas de la girola se disponen en forma de corona, al modo burgalés, en torno a la elevada Capilla Mayor, uniéndose a ella mediante airosos arbotantes. La adornan pináculos, balaustradas y gárgolas, algunas de éstas con curiosas y anacrónicas representaciones, fruto de las numerosas reformas y restauraciones de que ha sido objeto hasta tiempos recientes. Hermosos ventanales ojivales rasgan el conjunto. En el lado meridional, hacia la plaza de la Inmaculada, se alza la torre, baja y maciza, flanqueada por dos portadas. A la derecha se abre la puerta del Salvador, más conocida como puerta de los Novios, realizada a finales del siglo XV en estilo gótico flamígero. Su nombre popular aún mantiene el recuerdo del lugar por donde accediera al templo el doliente príncipe Enrique, futuro Enrique III de Castilla, cuando siendo aún niño contrajo matrimonio, en 1338, con Catalina de Lancaster. Más elaborada es la puerta del Obispo*, decorada con blasones y buenas, aunque deterioradas, esculturas de la Virgen, profetas, santos y apóstoles. A su izquierda queda el exterior del claustro, en cuya realización intervino Gil de Hontañón. En el lado septentrional, frente a una placita ajardinada, se abre la puerta de San Juan o puerta de los Reyes, de estilo plateresco, mientras que la fachada occidental es más sencilla, con una portada clasicista de reciente ejecución (1980).
   El interior** de la Catedral supera en mucho lo visto en la parte externa. Tiene planta de cruz latina, con tres esbeltas naves cubiertas con bóvedas estrelladas y ventanales calados con vidrieras polícromas sobre la nave central, doble crucero, girola con capillas y amplio triforio, elementos que en su articulación evidencian las sucesivas ampliaciones. Del valioso contenido artístico merecen citarse el gran retablo plateresco (siglo XVI) de la Capilla Mayor, con tallas de Felipe Vigarny, tablas de Juan de Flandes y, como remate, un Calvario, de Juan de Valmaseda. En la capilla del Sagrario, abierta en el presbiterio hacia 1440, puede verse una arca que contiene los restos de doña Urraca, reina de Navarra y segunda hija del emperador Alfonso VII. Entre otros sepulcros, destaca el de Inés de Osorio (siglo XV), obra gótica con una bella estatua yacente de madera. Las capillas de la girola están decoradas con retablos renacentistas, entre ellos uno de Alonso Berruguete, y hay también obras interesantes en las capillas de las naves laterales. La reja que cierra la capilla del Sacramento es un valioso ejemplar románico. Son detalles curiosos la figura del Papamoscas negro, que forma parte de un reloj situado sobre el brazo derecho del crucero, y el retablo de la capilla de San Cosme y San Damián, al final de la nave de la izquierda, en el que se representa una operación de trasplante de una pierna de un hombre negro a otro blanco (en realidad se trata de un milagro atribuido a los santos médicos).
   Pieza destacada, cerrada por una reja, es el coro, con sillería gótico-renacentista y órgano barroco. Y aún más sobresaliente es el trascoro*, profusamente adornado con bajorrelieves atribuidos a Gil de Siloé y precedido por un tríptico con pinturas flamencas. A su izquierda se sitúa un púlpito renacentisa y, frente a él, una escalera plateresca da acceso a la cripta, la llamada cueva de San Antolín**, correspondiente a los restos de los dos templos precedentes. El primer tramo, una pequeña nave rematada por un ábside semicircular y cubierta por una bóveda de medio cañón, pertenece al románico primitivo (siglo XI). Al fondo se sitúa lo que queda de la iglesia visigótica del siglo VII: tres estancias de desigual anchura separadas por recias arquerías y arcos de herradura laterales. Se cree que fue mandada construir por el rey Wamba en el año 672 para custodiar los restos del mártir francés San Antolín, que él mismo había traído desde Narbona.
   La visita concluye en el Museo Catedralicio*, situado en el claustro y sus dependencias. En él destacan, además de la portada románica (siglo XII) de la ermita de Quintanello de Ojeda: los tapices flamencos de los siglos XV y XVI, el lienzo de San Sebastián, de El Greco, y obras de Alejo de Vahía, Valdés Leal, Zurbarán, Felipe Vigarny, un díptico de Pedro Berruguete, etc., así como un curioso "retrato oculto" de Carlos V, atribuido a Lucas Cranach. Es magnífica, para terminar, la colección de orfebrería religiosa, encabezada por la custodia renacentista de Juan de Benavente (siglo XVI).
   En la Plaza Mayor encontramos esquinada, la Iglesia de San Francisco, templo perteneciente a un antiguo convento franciscano del siglo XIII precedido por una galería porticada con arquerías entre los contrafuertes. Un hermoso rosetón se abre en el perfil zigzagueante de la fachada principal, coronada por una espadaña. El interior es de gran esbeltez y luminosidad, y la sacristía, barroca, posee un buen artesonado mudéjar (siglo (XIV).
   Adosada al convento, aunque construida en 1620, está la Iglesia de la Soledad. Su decoración interior, con bóvedas de yeserías, un retablo neoclásico y pinturas en los muros laterales, data del siglo XVIII.

miércoles, 17 de marzo de 2010

53. IGLESIA DE SAN JUAN DE BAÑOS** - Baños de Cerrato (I), Palencia: 22 de julio de 2005.

1. IGLESIA DE SAN JUAN DE BAÑOS - Baños de Cerrato, Palencia. Exterior de la Iglesia de San Juan Bautista.

2. IGLESIA DE SAN JUAN DE BAÑOS - Baños de Cerrato, Palencia. Portada de la Iglesia de San Juan Bautista.

3. IGLESIA DE SAN JUAN DE BAÑOS - Baños de Cerrato, Palencia. Capitel de las columnas de las naves de la Iglesia de San Juan Bautista.

4. IGLESIA DE SAN JUAN DE BAÑOS - Baños de Cerrato, Palencia. Friso con decoración geométrica de la Iglesia de San Juan Bautista.

5. IGLESIA DE SAN JUAN DE BAÑOS, Baños de Cerrato, Palencia. Aspecto del interior de la Iglesia de San Juan Bautista.

6. IGLESIA DE SAN JUAN DE BAÑOS - Baños de Cerrato, Palencia. Vista general de la Nave central con la Capilla Mayor al fondo.

7. IGLESIA DE SAN JUAN DE BAÑOS - Baños de Cerrato, Palencia. Cruz de la clave de la portada de la Iglesia de San Juan Bautista.

8. IGLESIA DE SAN JUAN DE BAÑOS - Baños de Cerrato, Palencia. Ventana del ábside de la Iglesia de San Juan Bautista.

IGLESIA DE SAN JUAN DE BAÑOS** - Baños de Cerrato (I), provincia de Palencia: 22 de julio de 2005.
   A las afueras de Baños de Cerrato, está la iglesia visigoda de San Juan de Baños**, uno de los monumentos prerrománicos más importantes de la Península.
   Mandada construir por Recesvinto en el año 661 y sucesivamente restaurada, en su sencillo aspecto exterior, muy alterado, destaca el pórtico de arco de herradura con una cruz esculpida en la clave y rodeado por un friso de decoración geométrica. Una serie de pequeños ventanales se abre en los muros y la cabecera. El interior se dispone en tres naves con Capilla Mayor abovedada, y en él destacan los arcos de herradura típicamente visigóticos apoyados sobre columnas clásicas con capiteles decorados. Una inscripción latina, situada entre ménsulas sobre la clave del arco triunfal, contiene la dedicatoria fechada que Recesvinto hizo del templo a San Juan Bautista.