2. SANTO DOMINGO DE SILOS, Burgos. Interior de la Iglesia del Monasterio.
3. SANTO DOMINGO DE SILOS, Burgos. Bajorrelieve de Pentecostés del Claustro del Monasterio.
4. SANTO DOMINGO DE SILOS, Burgos. Capiteles con decoración vegetal del Claustro del Monasterio.
5. SANTO DOMINGO DE SILOS, Burgos. La Virgen de Marzo, en el Claustro del Monasterio.
6. SANTO DOMINGO DE SILOS, Burgos. Vista general del Claustro del Monasterio.
7. SANTO DOMINGO DE SILOS, Burgos. Sepulcro de Santo Domingo en el Claustro del Monasterio.
8. SANTO DOMINGO DE SILOS, Burgos. Artesonados mudéjares del Claustro del Monasterio.
9. SANTO DOMINGO DE SILOS, Burgos. Bajorrelieve del Claustro del Monasterio.
10. SANTO DOMINGO DE SILOS, Burgos. Vista del Claustro del Monasterio.
11. SANTO DOMINGO DE SILOS, Burgos. Bajorrelieve de la Duda de Santo Tomás, del Claustro del Monasterio.
12. SANTO DOMINGO DE SILOS, Burgos. Columnas del Claustro del Monasterio.
13. SANTO DOMINGO DE SILOS, Burgos. Capiteles con animales fantásticos del Claustro del Monasterio.
14. SANTO DOMINGO DE SILOS, Burgos. Bajorrelieve de la Anunciación del Claustro del Monasterio.
15. SANTO DOMINGO DE SILOS, Burgos. Bajorrelieve del Claustro del Monasterio.
SANTO DOMINGO DE SILOS* (I), provincia de Burgos: 21 de julio de 2005.
Todo en este pequeño y escondido pueblo castellano gira en torno al famoso monasterio benedictino, cuyo claustro medieval, tan elogiado por los poetas, es un admirable museo de escultura románica.
Lo más interesante del conjunto de edificios que componen la abadía es el claustro románico*, al que se accede por el llamado arco de las Vírgenes, resto de la primitiva iglesia. Es un recinto de gran armonía y elegancia, pese a su disposición levemente asimétrica en forma de rectángulo irregular. Construido en lo fundamental a lo largo del siglo XI, está compuesto por dos pisos con arquerías alzadas sobre dobles columnas.
Es magnífica la decoración escultórica de los 64 capiteles** del nivel inferior, obra de al menos dos artistas diferentes, pese a lo cual mantienen una gran unidad. Entre los motivos que recrean, abundan las representaciones de animales (leones, águilas, flamencos y otros muchos tipos de aves), seres mitológicos (arpías, trasgos, grifos, centauros, geniecillos), cestillos con flores y frutos, follaje de acanto, etc. Muchos de ellos, especialmente los del ala oriental, están esculpidos con los trazos muy sinuosos y coronados por ábacos adornados con dibujos geométricos y entrelazados, rasgos que evidencian una influencia oriental e islámica. Son asimismo de gran belleza los bajorrelieves situados en las esquinas, también en el nivel inferior, en los que se representan, con gran delicadeza, diversas escenas de la vida de Cristo. El claustro alto, de construcción posterior, aunque con la misma estructura, es mucho más sencillo. El techo de las galerías está cubierto por artesonados mudéjares (siglo XIV), que en algunas partes conservan su policromía gótica con escenas galantes, cinegéticas y satíricas. En el ángulo nororiental se encuentra la imagen de la Virgen de Marzo (siglo XIII), tallada en piedra policromada, y en el centro de la galería septentrional se sitúa el primitivo sepulcro de Santo Domingo, excavado en roca y precedido de una estatua yacente sostenido por leones (siglo XIII). Y, naturalmente, en uno de los lados del espacio exterior ajardinado se levanta, "enhiesto surtidor de sombra y sueño", el celebérrimo ciprés al que Gerardo Diego dedicó su conocido soneto.
Otras dependencias monacales que pueden visitarse son la botica, del siglo XVIII, que expone una colección de tarros de cerámica de Talavera de la Reina, y el museo, cuyas diversas salas muestran valiosos objetos litúrgicos, tablas góticas y flamencas, esculturas en piedra policromada, sarcófagos medievales, manuscritos, etc.
Por último, la iglesia, construida entre 1752 y 1790, es una obra neoclásica cuyos planos fueron trazados por Ventura Rodríguez. En ella, y a las horas adecuadas, puede escucharse el canto gregoriano del Oficio Divino por parte de los monjes, sin duda una de las experiencias más apropiadas para captar lo que el poeta llamó "el fervor de Silos".
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