15. VALLADOLID, Capital. Iglesia de Santa María de la Antigua.
16. VALLADOLID, Capital. Fachada de la Catedral.
17. VALLADOLID, Capital. Interior de la Catedral.
18. VALLADOLID, Capital. Retablo Mayor de la Catedral.
19. VALLADOLID, Capital. Fachada de la Universidad.
20. VALLADOLID, Capital. Fachada del Colegio de Santa Cruz.
21. VALLADOLID, Capital. Imagen de Jesús Caído de la Iglesia de la Vera Cruz.
23. VALLADOLID, Capital. Plaza Mayor.
24. VALLADOLID, Capital. Interior de la Iglesia de Santiago.
25. VALLADOLID, Capital. Retablo de la Epifanía de la Iglesia de Santiago.
VALLADOLID** (II), capital de la provincia y de la comunidad: 22 de julio de 2005.
En la calle de San Martín, nos encontramos la iglesia de San Martín, uno de los templos más antiguos de la ciudad y del que en la reconstrucción de principios del XVII se conservó la torre románica (siglo XIII). En su interior se custodia La Piedad (también llamada La Quinta Angustia), talla procesional de Gregorio Fernández.
Al sur de la calle de San Martín, aparece la iglesia de Santa María la Antigua*, un templo románico del siglo XIII reconstruido en el XIV en estilo gótico, y del que sorprende su torre** románica de planta cuadrangular, con cuatro cuerpos, abiertos los tres superiores por airosos ventanales, y rematada en forma piramidal. Junto con el pórtico del lado septentrional, cuyas arquerías se alzan sobre columnas triples con capiteles esculpidos, son los elementos supervivientes de la obra original. El interior, de tres naves, es ya plenamente gótico y está desprovisto de las riquezas que en otro tiempo tuvo.
La Catedral*, encargada por Felipe II a Juan de Herrera en 1578 e iniciada en 1582, no se ha terminado nunca. El proyecto original, planteado para sustituir a la colegiata gótica de Santa María, cuyas ruinas exteriores pueden verse en la inmediata plaza de la Universidad, contemplaba un templo grandioso. Pero la lentitud de su ejecución y la falta de recursos materiales desembocaron en la obra inacabada que hoy puede verse, pese a que en su construcción intervinieron maestros de la talla de Alberto Churriguera. La amalgama poco afortunada de estilos se percibe ya en la fachada, clasicista en su nivel inferior y barroca en el superior, al igual que la anexa torre octogonal sobre la que, para mayor dislate, se colocó en 1923 una desproporcionada estatua del Sagrado Corazón.
El interior del templo, de tres naves divididas por amplísimos pilares, permite calibrar la pureza de líneas y la grandiosidad espacial del proyecto herreriano, aunque al poco de iniciar el recorrido se imponga la frustrante sensación de lo inconcluso. Es de destacar, con todo, la Capilla Mayor, presidida por un bello retablo* manierista de Juan de Juni (siglo XVI), trasladado de la cercana iglesia de la Antigua, y algunas obras escultóricas y cuadros que decoran las capillas laterales.
Cercana a la Catedral aparece la plaza presidida por la estatua de Cervantes, y en la que destaca la fachada barroca de la Universidad, con una recargadísima portada (siglo XVIII) decorada por la familia Tomé con diversos símbolos y alegorías académicas. La construcción original pertenecía al gótico tardío, pero fue ampliada en el siglo XVIII (fachada) y, de nuevo, a principios del XX y aún en 1968. En el interior, la base de los muros está profusamente cubierta con cerámica talaverana de Juan Ruiz de Luna (1954).
Por la calle de la Librería se llega al colegio de Santa Cruz*. Fue fundado en 1483 por el cardenal don Pedro González de Mendoza y, aunque concebido por su arquitecto, Lorenzo Vázquez de Segovia, según cánones góticos, su hermosa portada es uno de los primeros ejemplos del arte plateresco, al igual que el patio interior, reconstruido en 1603 y provisto de una elegante impronta renacentista. Entre sus estancias, además de la pequeña capilla donde se guarda el espléndido Cristo de la Luz*, de Fernández (1612), destacan el salón de actos (la llamada Aula Triste) y la biblioteca, cuyas soberbias puertas no pueden franquearse si no es con un permiso especial. Sus estantes barrocos albergan gran cantidad de manuscritos e incunables, así como unos 13.000 volúmenes impresos entre los siglos XVI y XIX.
La iglesia de la Vera Cruz, templo penitencial barroco del siglo XVI que custodia algunos pasos procesionales de Gregorio Fernández.
Cercano a la Plaza Mayor está el Monasterio de San Benito el Real*, en la calle de igual nombre, ocupa el lugar donde estuviera el alcázar-palacio del rey Juan I. Fundado a finales del siglo XIV, se convirtió dos siglos después en el convento benedictino más importante de España. La iglesia, construida entre 1499-1515 en estilo gótico, está precedida de un poderoso y severo pórtico rematado por Gil de Hontañón hacia 1569. En su interior se impone la sobriedad de las tres amplias naves cerradas por bóvedas de crucería. Adosadas a la iglesia se encuentran las dependencias monacales, ampliadas en los siglos XVII y XVIII, y en la parte posterior se abre un notable patio de estilo herreriano construido por Rivero Rada (siglo XVI). Precisamente en este pario, totalmente restaurado y con añadidos modernos que le proporcionan más luz, abrió sus puertas en mayo de 2002 el Museo de Arte Contemporáneo Español Patio Herreriano. Se trata de una apuesta vanguardista que permite contemplar las tendencias y obras de los principales artistas nacionales desde 1918 hasta nuestros días. Destacan entre otras, las obras de Ángel Ferrant, Miquel Navarro, Juan Barjola, Eduardo Chillida o Juan Miró.
Cerca de San Benito encontramos la Plaza Mayor*. Este espacioso y animado núcleo de la vida vallisoletana debe su actual disposición a la reconstrucción impulsada por Felipe II en 1561, tras el voraz incendio que asoló la ciudad, y su ordenación a base de soportales se extendió a la zona colindante. En el flanco norte de su trazado rectangular (fue la primera plaza de esas características construida en España) se alza el Ayuntamiento. Frente a éste, se halla el teatro Zorrilla y, entre ambos, ocupando el centro de la plaza, la estatua del fundador de la ciudad, el conde Ansúrez.
Finalmente encontramos la Iglesia de Santiago, templo del gótico tardío (siglo XVI), parcialmente enmascarado por añadidos posteriores, que es la sede de la Cofradía de las Siete Palabras. Entre las valiosas obras de su interior destaca el retablo de la Epifanía* (siglo XVI), de Alonso de Berruguete.
Enlace a la Entrada anterior de Valladolid**:
55. VALLADOLID** (I), capital: 22 de julio de 2005.
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