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La continuación de Burguillos Viajero

martes, 29 de marzo de 2011

223. COMILLAS* (I), Cantabria: 26 de junio de 2006.

1. COMILLAS, Cantabria. Vista exterior del Capricho de Gaudí.

2. COMILLAS, Cantabria. Otra vista del Capricho de Gaudí.
   3. COMILLAS, Cantabria. Torre del Capricho de Gaudí.

4. COMILLAS, Cantabria. Fachada de la Capilla Panteón de los Marqueses de Comillas.

5. COMILLAS, Cantabria. Palacio de Sobrellano.

6. COMILLAS, Cantabria. Universidad Pontificia.

COMILLAS* (I), provincia de Cantabria: 26 de junio de 2006.
   Partiendo de un humilde pasado, marinero y pescador, esta villa experimentó un gran apogeo durante el siglo XIX, llegando a convertirse en sede veraniega de Alfonso XII y su corte. De aquella época se conserva un impresionante legado de arquitectura modernista y un particular encanto que atrae cada año a miles de visitantes.
   Conviene comenzar la visita a esta villa por el Capricho de Gaudí**, al que se accede entrando en Comillas por la carretera que viene de Cabezón de la Sal. Construido en 1885 y actualmente reconvertido en restaurante, es una de las tres únicas obras de Antonio Gaudí (con el Palacio Episcopal de Astorga y la Casa de los Botines de León) que se conservan fuera de Cataluña. La fantasía del arquitecto ha quedado plasmada en los juegos de volúmenes, la originalidad de la torre y el calor mediterráneo de los mosaicos.
   A 100 m. del Capricho se encuentra la capilla panteón de los Marqueses de Comillas*, de estilo neogótico, con esculturas en mármol, obra de Llimona, en su interior. La capilla comparte un hermoso parque con el también neogótico palacio de Sobrellano**, proyectado por Martorell, actualmente propiedad de la Diputación Regional de Cantabria, con una espectacular fachada.
   Frente al palacio, dominando la costa, se yergue la impresionante mole de la Universidad Pontificia**, obra de los arquitectos Martorell, Cascante y Domenech. Clausurada desde 1968, ocupa cerca de 2 ha. y constituye por sí sola una muestra completa del modernismo catalán. El conjunto de la Pontificia ha sido adquirido recientemente por la entidad Caja Cantabria para destinarlo a fines culturales, dentro de su obra social.
   Volviendo desde la Pontificia hacia el Puerto, se bordea el cementerio de San Cristóbal*, erigido sobre las ruinas de una primitiva iglesia y presidido por un inquietante Ángel Exterminador, obra también de Llimona.
   Una vez visitados estos enclaves fundamentales, es recomendable perderse por la Puebla Vieja, ascendiendo desde la hermosa Plaza Medieval del Ayuntamiento, para dejar que la villa desvele poco a poco el encanto que guarda en todos sus rincones.
   Callejeando hacia lo alto se puede llegar hasta el monumento al Marqués de Comillas, obra de Domenech y Montaner, cerca de la Casa de la Marquesa de La Puebla, o Casa del Duque para los comillanos, altozanos privilegiados que dominan tanto el pueblo y la playa como el casco urbano y que son ideales para obtener una visión global de la villa.

lunes, 28 de marzo de 2011

222. SANTILLANA DEL MAR** (I), Cantabria: 26 de junio de 2006.

1. SANTILLANA DEL MAR, Cantabria. Escudo nobiliario de una casona.

2. SANTILLANA DEL MAR, Cantabria. Fachada de casa nobiliaria.

3. SANTILLANA DEL MAR, Cantabria. Casa típica de la villa.

4. SANTILLANA DEL MAR, Cantabria. Rincón típico del pueblo cántabro.

5. SANTILLANA DEL MAR, Cantabria. Casa palaciega de la villa.

6. SANTILLANA DEL MAR, Cantabria. Palacio Municipal.

7. SANTILLANA DEL MAR, Cantabria. Rincón de la Plaza Mayor.

8. SANTILLANA DEL MAR, Cantabria. Otra vista de la Plaza Mayor.

9. SANTILLANA DEL MAR, Cantabria. Bella casona de la población.

10. SANTILLANA DEL MAR, Cantabria. Blasón de la Casa de los Villa o de los Hombrones.

11. SANTILLANA DEL MAR, Cantabria. Otro escudo nobiliario de una casa-palacio.

12. SANTILLANA DEL MAR, Cantabria. Vista exterior de la Colegiata de Sta. Juliana.

13. SANTILLANA DEL MAR, Cantabria. Ábside exterior y Cimborrio de la Colegiata de Sta. Juliana.

14. SANTILLANA DEL MAR, Cantabria. Ventanal del ábside de la Colegiata de Sta. Juliana.

15. SANTILLANA DEL MAR, Cantabria. Palacio de los Velarde.

16. SANTILLANA DEL MAR, Cantabria. Otra visión del ábside de la Colegiata de Sta. Juliana.

17. SANTILLANA DEL MAR, Cantabria. Portada Sur de la Colegiata de Sta. Juliana.

18. SANTILLANA DEL MAR, Cantabria. Lavadero.

SANTILLANA DEL MAR** (I), provincia de Cantabria: 26 de junio de 2006.
   Esta villa medieval es, junto a la capital, uno de los lugares más conocidos de Cantabria. El conjunto de sus casonas y calles empedradas hacen del lugar "una verdadera reliquia en la vida del hombre", como dijo de ella Jean Paul Sartre.
   El diseño urbanístico que presenta Santillana, prácticamente inalterado desde el siglo XVI, obedece a un esquema lineal, en forma de Y griega, cuyo brazo izquierdo o calle de Juan Infante, desemboca en la plaza del Mercado, o de Ramón Pelayo, núcleo económico-administrativo, con destacadas muestras de arquitectura civil. El otro brazo de la Y nos conduce por una hermosa bajada hasta la Colegiata. Conviene empezar aquí la visita y dejar lo demás para el camino de regreso, dado que nos encontramos ante el edificio más representativo de la villa, la colegiata de Santa Juliana**.
   Es una espléndida iglesia románica, cuyo núcleo más antiguo fue levantado a lo largo del siglo XII, aunque ha sufrido numerosos añadidos y modificaciones en las seis centurias siguientes, sin llegar a desvirtuar su espíritu medieval. Antes de explorar el recinto merece la pena detenerse en el exterior. Los escalones de piedra nos sitúan ante la fachada sur, donde se halla la portada principal con cuatro arquivoltas coronadas por una serie de relieves escultóricos. En el centro de esta serie se observa un pantócrator cuya orla es sostenida por cuatro ángeles. El frontón triangular que corona la portada, presidido por la escultura de Santa Juliana, fue añadido en el siglo XVII. Todavía se conserva, a la derecha de la portada, la originaria torre cilíndrica que debió de albergar el primer campanario del edificio.
   Desde ésta, a mano izquierda, en lo que fueran las caballerizas de los abades, el Ayuntamiento ha instalado recientemente un museo dedicado a la obra escultórica de Jesús Otero, artista contemporáneo que ha donado gran parte de su trabajo al municipio que le vio nacer y cuyas labras de piedra se reparten entre el edificio y el recinto exterior.
   De frente está la antigua casa de los Abades, llamada también de la Archiduquesa de Austria, con bello patio reconvertido en tienda de antigüedades.
   Rodeando la Colegiata por el lado de los ábsides se llega a la plaza de las Arenas, presidida por el palacio de los Velarde, coronado por pináculos, que ha sufrido grandes reformas pero mantiene cierto aire renacentista y un hermoso jardín.
   Regresamos a la plaza de la Colegiata y nos detenemos junto al lavadero y abrevadero para observar las magníficas fachadas blasonadas de las contiguas casas de Cossío y Quevedo, antes de ascender por la calle del Río, antigua rúa del Rey, buscando la plaza del Mercado. El trayecto es más corto girando a la derecha por la calle del Racial, pero resulta más interesante continuar remontando esta calle que, a lo largo del recorrido, toma los nombres del Cantón y de la Carrera. Enseguida aparerece la casa de los Villa o de los Hombrones, así denominada por los dos imponentes guerreros que parecen vigilar a los paseantes a la vez que protegen el escudo de la familia. Unos pasos más arriba aparece la casa de Leonor de la Vega, madre del primer Marqués de Santillana. Todavía aguardan en la cuesta, entre otras, la vieja casa-torre de los Velarde, la de los Bustamante, con escudo de armas y las de Barreda y Peredo, pero es el momento de girar a la derecha, por el callejón de las Lindas, para desembocar en la plaza de aspecto triangular donde se concentra lo más representativo de la arquitectura civil. A la derecha, la torre de Don Borja, a la que se adosan otros dos edificios, formando la sede de la Fundación Santillana, uno de los más prestigiosos centros culturales de la villa. En el lado izquierdo se yergue la torre del Merino*, símbolo del poder señorial, que fue imponiéndose sobre el eclesiástico a partir del siglo XIV, y que encarnaba el Merino Mayor de las Asturias de Santillana, designado para ejercer la autoridad civil y recaudar los impuestos en nombre del rey.
   Al otro lado de la plaza, el palacio Municipal. Cerca, las casas del Águila y de la Parra, también reconvertidas en centro cultural. Frente a ellas, el palacio de los Barreda, sede del Parador Gil Blas, completa el perímetro de esta plaza.
   De camino a la salida del casco antiguo, el palacio de los Peredo, o del marqués de Benamejís, muestra su fachada clasicista.
   Cruzando la carretera de acceso a la villa, el Museo Diocesano*, instalado en el convento Regina Coeli, que desde 1835 ocupan las Clarisas. Presenta una insólita colección de 800 piezas, en su mayoría de arte popular, procedentes de parroquias y templos que se encontraban fuera de culto. El edificio alberga además un archivo documental con las actas de todas las parroquias de la diócesis y un taller de restauración de la diócesis y un taller de restauración artística atendido por las Clarisas. No demasiado lejos se encuentra el convento de San Ildefonso, fundado en 1667, que tiene un cristo de marfil hispano-filipino, de finales del siglo XVI. Junto a la calle de Velasco, al pie de la casona de los Tagle, que presenta otro monumental escudo de armas, se extiende el Campo de Revolgo, un apacible parque poblado de hermosos robles.

domingo, 27 de marzo de 2011

221. CERVATOS - MONASTERIO DE SAN PEDRO** (I), Cantabria: 26 de junio de 2006.

1. CERVATOS, Cantabria. Portada de la Colegiata de San Pedro.

2. CERVATOS, Cantabria. Grupo de canecillos de la cornisa de la portada de la Colegiata de San Pedro.
   3. CERVATOS, Cantabria. Relieve de Adán y Eva en la Portada de la Colegiata de San Pedro.

4. CERVATOS, Cantabria. Ventana de la Colegiata de San Pedro.

5. CERVATOS, Cantabria. Torre de la Colegiata de San Pedro.

6. CERVATOS, Cantabria. Otro grupo de canecillos de la Colegiata de San Pedro.

7. CERVATOS, Cantabria. Otra ventana del ábside de la Colegiata de San Pedro.

8. CERVATOS, Cantabria. Grupo de canecillos de la Colegiata de San Pedro.

9. CERVATOS, Cantabria. Relieve de un monje en la Colegiata de San Pedro.

10. CERVATOS, Cantabria. Grupo de canecillos del ábside de la Colegiata de San Pedro.

11. CERVATOS, Cantabria. Otro grupo de canecillos de la Colegiata de San Pedro.

12. CERVATOS, Cantabria. Capitel del interior de la Colegiata de San Pedro.

13. CERVATOS, Cantabria. Cruz parroquial de la Colegiata de San Pedro.

14. CERVATOS, Cantabria. Otro Capitel del interior de la Colegiata de San Pedro.

15. CERVATOS, Cantabria. Retablo de Cristo Crucificado de la Colegiata de San Pedro.

16. CERVATOS, Cantabria. Bóveda de la Colegiata de San Pedro.

17. CERVATOS, Cantabria. Un capitel más de la Colegiata de San Pedro.

18. CERVATOS, Cantabria. Bóvedas de la nave de la Colegiata de San Pedro.

19. CERVATOS, Cantabria. Óleo de la Colegiata de San Pedro.

20. CERVATOS, Cantabria. Tímpano de la portada de la Colegiata de San Pedro.

21. CERVATOS, Cantabria. Inscripción de la Colegiata de San Pedro.

22. CERVATOS, Cantabria. Vista exterior de la Colegiata de San Pedro.

23. CERVATOS, Cantabria. Detalle de las ventanas de la Colegiata de San Pedro.

24. CERVATOS, Cantabria. Otra ventana de la Colegiata de San Pedro.


25. CERVATOS, Cantabria. Canecillos del ábside de la Colegiata de San Pedro.

26. CERVATOS, Cantabria. Ábside de la Colegiata de San Pedro.

CERVATOS - MONASTERIO DE SAN PEDRO** (I), provincia de Cantabria: 26 de junio de 2006.
   Situada a 5 km. de Reinosa, la pequeña localidad de Cervatos merece una visita para conocer la magnífica colegiata románica que domina el pueblo, excelentemente conservada y con una impresionante serie de canecillos.
   Los orígenes del monasterio de San Pedro de Cervatos son desconocidos, aunque el primer documento que lo nombra es un fuero otorgado en el 999 por el conde castellano Sancho García y su esposa doña Urraca, en memoria de su primogénito, Fernando, enterrado en la iglesia del monasterio.
   Durante el siglo XII se produce el crecimiento de sus dominios, la consagración de la abadía en colegiata y su incorporación al obispado de Burgos. Alcanza su mayor expansión en el siglo XV, llegando a poseer solares, heredades y prados en más de 40 lugares de Campóo, Valdeolea e incluso en la cuenca del Besaya.
   La construcción de la colegiata se produce en varias etapas. La iglesia, tal y como reza en los epígrafes de la puerta de entrada, fue levantada en 1129. Es de una sola nave, con ábside semicircular y abovedamiento de crucería. La portada principal, de tipo abocinado, se abre al exterior por el muro meridional y cuenta con un vistoso tímpano a base de abigarrados motivos vegetales, de aire musulmán, atravesado por un friso de leones afrontados. Destacan las cornisas del edificio, coronadas, tanto en el ábside como en el cuerpo central, por una secuencia de canecillos representativos del románico-erótico: escenas de coito, mujeres impúdicas, pero también figuras de monjes así como monos y vegetales. La temática obscena también cuenta con amplia representación en los capiteles que adornan las ventanas en el exterior del ábside y los muros, hasta el punto de que se considera la secuencia más amplia del románico nacional en este apartado. La torre es una bella pieza prismática, de finales del siglo XII, con tres cuerpos y arcadas entre el segundo y el tercero que se apoyan sobre capiteles corintios con centauros y bichas que parecen tallados por los canteros de Santa María la Real de Aguilar de Campóo. En el interior del templo llaman la atención las arquerías ciegas del primer piso del ábside y el arco fajón, apoyado en capiteles con decoración de animales superpuestos que lo separa del presbiterio.
   Al parecer, los maestros canteros trabajaban en un amplio ámbito entre las provincias de Santander y Palencia, dada la similitud de los elementos decorativos de este románico norte en varias iglesias y monasterios de la zona.