2. ARÉVALO, Ávila. Patio del Castillo.
3. ARÉVALO, Ávila. Iglesia de San Juan Bautista o de los Reyes.
4. ARÉVALO, Ávila. Arco de Alcocer o de la Cárcel.
3. ARÉVALO, Ávila. Iglesia de San Juan Bautista o de los Reyes.
4. ARÉVALO, Ávila. Arco de Alcocer o de la Cárcel.
5. ARÉVALO, Ávila. Plaza del Real.
6. ARÉVALO, Ávila. Iglesia de Santo Domingo de Silos.
7. ARÉVALO, Ávila. Iglesia de Santa María la Mayor del Castillo.
8. ARÉVALO, Ávila. Plaza de la Villa.
9. ARÉVALO, Ávila. Fuente de los cuatro años e Iglesia de San Martín.
10. ARÉVALO, Ávila. Torre de la Iglesia de San Martín.
11. ARÉVALO, Ávila. Iglesia de San Martín.
12. ARÉVALO, Avila. Galería románica porticada de la Iglesia de San Martín.
13. ARÉVALO, Ávila. Casa de los Sexmos.
14. ARÉVALO, Ávila. Plaza de la Villa con la Iglesia de Santa María la Mayor del Castillo.
ARÉVALO* (I), provincia de Ávila: 23 de julio de 2005.
La capital de la comarca de La Moraña -una tierra que, en expresión de Cela, "cría el cereal, tolera la vid y maldice el árbol"- se asienta junto a un cerro al pie de la confluencia del Adaja y el Arevalillo. Famosa hoy más que nada por el reclamo gastronómico de sus tostones asados, es uno de los núcleos fundamentales de la arquitectura románico-mudéjar castellana y está declarada conjunto histórico-artístico.
Con acceso por sendos puentes bien dibujados sobre los dos ríos -es especialmente airosa la quíntuple arquería mudéjar del que salva el cauce del Arevalillo- y al pie del castillo* (siglos XIV-XV), cuya reforma neogótica aún permite adivinar en la gran torre del homenaje semicircular lo que esencialmente fue una obra de albañilería morisca, el núcleo urbano de Arévalo es una sucesión de plazas castellanas, dotadas de gran personalidad y presididas por templos mudéjares. La mayoría de éstos fue construida siguiendo inicialmente las pautas del románico de transición, con las peculiaridades derivadas del arte morisco, basado en el empleo del ladrillo, y con importantes reformas posteriores. En la plaza del Arrabal, que cumple funciones de Plaza Mayor, está la iglesia de Santo Domingo de Silos (siglo XVI), con un ábside enladrillado compuesto por arquerías ciegas, portadas clasicistas y torre barroca con linterna octogonal. En el interior con destacables la reja plateresca que cierra el presbiterio y una escultura de San Francisco atribuida a Gregorio Fernández.
En una plazoleta próxima se encuentra la iglesia del Salvador, en la que la obra de ladrillo adquiere una impronta clasicista debido a las reformas realizadas a finales del siglo XVI. Una de sus capillas, la de los Ávila-Monroy, se adorna con un retablo del taller de Juan de Juni (siglo XVI).
Un importante resto de la muralla, el arco de Alcocer o de la Cárcel, que se abre entre dos cubos y una alta galería, da paso a la plaza del Real, porticada en torno a un templete central y rodeada por bellas casas nobles, entre las que destaca el edificio consistorial rehecho con elementos procedentes de otras construcciones.
Hacia un extremo de la plaza sobresale la torre de la iglesia de San Juan Bautista o de los Reyes, que fue capilla de un antiguo palacio. Aún conserva restos mudéjares en la cabecera, aunque la obra actual corresponde a los siglos XV-XVI y su interior fue reformado en el siglo XVIII.
No queda lejos la llamada plaza de la Villa, también con amplios soportales sobre columnas de madera o piedra, vistosos entramados en los muros de las casas y un pintoresco rincón presidido por la gótica fuente de los cuatro caños. A esta plaza asoman dos templos mudéjares, aunque uno de ellos, la iglesia de Santa María la Mayor del Castillo, se arruinó parcialmente en 1980. El otro, la iglesia de San Martín* (siglos XIII-XIV), destaca por su cabecera de triple ábside, la galería románica porticada con capiteles esculpidos (se abre en el lado opuesto a la plaza) y sus dos torres cuadradas de desigual altura. La más baja es la denominada de los Ajedreces, por el dibujo que forma el ladrillo, en tanto que su compañera muestra un perfil de gran esbeltez. El callejeo por esta plaza y sus alrededores ofrece rincones de gran sabor popular. Y no faltan, aunque soportando mal el paso del tiempo, antiguos palacios y casonas con blasones en las fachadas, entre ellos la Casa de los Sexmos, antigua sede de la organización comunal de la comarca. Su sala de juntas exhibe un hermoso artesonado, restaurado recientemente.
Por último próxima a los restos de la muralla medieval, frente al Arevalillo, se alza la iglesia de San Miguel, cuya estructura también mudéjar, aunque reformada en el siglo XVI, exhibe un ábside cuadrado, una hermosa portada lateral y una torre truncada. En su interior hay un valioso retablo*, restaurado, que incluye pinturas sobre tabla de influencia hispano-flamenca (principios del siglo XVI).
Hay algunas incorrecciones en los pies de foto
ResponderEliminarEstimado amigo, en primer lugar agradecerle que haya visitado este humilde blog, y por supuesto le agradecería que hiciera todas las correcciones pertinentes que serán inmediatamente corregidas.
ResponderEliminarUn saludo