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viernes, 2 de noviembre de 2012

430. TORO* (I), Zamora: 18 de septiembre de 2007.

1. TORO, Zamora, Vista general de la Colegiata.

2. TORO, Zamora. Otra vista de la Colegiata con el ábside en primer término.

3. TORO, Zamora. Ventanal decorado de la Colegiata.

4. TORO, Zamora. Arquería ciega del ábside de la Colegiata.

5. TORO, Zamora. Vista de la Colegiata desde la plaza homónima.

6. TORO, Zamora. Torre de la Colegiata.

7. TORO, Zamora. Cimborrio de la Colegiata.

8. TORO, Zamora. Otra vista del cimborrio de la Colegiata.

9. TORO, Zamora. Portada románica de la Colegiata.

10. TORO, Zamora. Portada lateral de la Colegiata.

11. TORO, Zamora. Pórtico de la Majestad, de la Colegiata.

12. TORO, Zamora. Cúpula del cimborrio de la Colegiata.

TORO* (I), provincia de Zamora: 18 de septiembre de 2007.
   Sobre una despejada y arcillosa meseta que domina un caudaloso recodo del Duero se levanta esta histórica ciudad en torno a su magnífica Colegiata. Sus calles, escenario medieval de batallas y conspiraciones cortesanas, evocan un intenso pasado.
   La visión de la iglesia de Santa María la Mayor, la Colegiata** desde el inmediato paseo del Espolón permite admirar su elegancia y el equilibrio de volúmenes existente entre los ábsides con arquerías ciegas, las naves, el remate octogonal de la torre y, sobre todo, el espléndido cimborrio** de gusto bizantino, rodeado de torrecillas semicirculares, muy semejante al de la Catedral de Zamora y, más aún, al de la Catedral Vieja de Salamanca, en el que se inspira. El templo se construyó entre los siglos XII y XIII, y en él se aprecian dos estilos muy diferenciados. En los inicios, hacia 1160, se empleó una basta piedra caliza tratada según formas muy evolucionadas del románico, mientras que la finalización, hacia 1210, se hizo a base de piedra rojiza trabajada, paradójicamente, según pautas de un románico anterior.
   En la fachada norte, que es la que da a la plaza de la Colegiata, se abre una portada románica con profusión de esculturas. Otra portada más sencilla, se encuentra en el lado opuesto. Sin embargo, la puerta más destacada se abre a los pies del templo, precedida de un atrio abovedado. Es el llamado pórtico de la Majestad**, obra ya decididamente gótica (siglo XIII), y bellamente decorada con gran número de esculturas y relieves polícromos que recrean la Coronación de la Virgen y el Juicio Final. Está siendo objeto de un largo y complejo proceso de restauración.
   En el interior, de tres naves sobre ocho pilares cruciformes y con un crucero coronado por una grandiosa cúpula, se mantiene la paradoja constructiva antes mencionada: mientras que las naves laterales se resuelven con bóvedas protogóticas, en la central, pese a ser posterior, se emplea la bóveda de cañón, propia del románico. Entre las obras de arte que alberga el templo, además de la pintura conocida como La Virgen de la Mosca* y otras joyas que se guardan en la sacristía, tienen gran interés el retablo mayor, la reja del coro y el órgano, todos ellos barrocos; los sepulcros de nobles toresanos, con decoración flamenca del siglo XVI, y una representación escultórica de la Anunciación que curiosamente muestra a la Virgen embarazada.

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