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miércoles, 27 de junio de 2012

382. ALMERÍA* (I), capital: 4 de julio de 2007.

1. ALMERÍA, capital. Fachada principal de la igl. de San Sebastián.

2. ALMERÍA, capital. Portada principal de la igl. de Santiago.

3. ALMERÍA, capital. Portada principal de la catedral.

4. ALMERÍA, capital. Torre de la catedral.

5. ALMERÍA, capital. Otra de las portadas de la catedral.

6. ALMERÍA, capital. Antiguo mihrab de la igl. de San Pedro.

7. ALMERÍA, capital. Detalle del mihrab de la igl. de San Pedro.

8. ALMERÍA, capital. Presbiterio de la igl. de San Pedro.

9. ALMERÍA, capital. Muro de la igl. de San Pedro.

10. ALMERÍA, capital. Vestigios de la antigua igl. de San Pedro.

11. ALMERÍA, capital. El antiguo mihrab en el muro de la igl. de San Pedro.

12. ALMERÍA, capital. Más vestigios de la igl. de San Pedro.

13. ALMERÍA, capital. Detalle de la decoración de la igl. de San Pedro.

14. ALMERÍA, capital. Portada lateral de la igl. de San Pedro.

15. ALMERÍA, apital. Recinto amurallado de la Alcazaba.

16. ALMERÍA, capital. Otra vista del recinto amurallado de la Alcazaba.

17. ALMERÍA, capital. Vista del "Cable Inglés" con el Mar Mediterráneo al fondo, desde la Alcazaba.

18. ALMERÍA, capital. Interior del recinto de la Alcazaba.

19. ALMERÍA, capital. Murallas de la Alcazaba.

20. ALMERÍA, capital. Una de los accesos de la Alcazaba.

21. ALMERÍA, capital. Murallas de la Alcazaba.

22. ALMERÍA, capital. Acceso a la Alcazaba.

23. ALMERÍA, capital. Presbiterio de la basílica de Ntra. Sra. del Mar.

24. ALMERÍA, capital. Detalle del Retablo con la imagen de Ntra. Sra. del Mar.

ALMERÍA* (I), capital de la provincia: 4 de julio de 2007.
   La más oriental de las capitales andaluzas, Almería sorprende ante todo por la amplitud de sus contrastes. Situada en el centro del golfo de su nombre, se extiende mansamente ante la frescura del Mediterráneo que acaricia sus muros y el asedio del desierto que baja desde las sierras de Gádor y Alhamilla.
   El casco histórico, encerrado prácticamente entre la Rambla de Belén y el mar, constituye el marco principal de la visita a Almería. La alcazaba, la trama urbana, extendiéndose en semicírculos desde ella, y las características constructivas de algunos edificios como, por ejemplo, la catedral informan de una ciudad concebida desde sus orígenes como eminentemente defensiva.
A través de la luz
   Unas 3.100 horas de presencia solar al año hacen de la visita a Almería un recorrido a través de la luz. El lugar ideal para comenzarlo es la puerta de Purchena. Con sus edificios modernistas de principios de siglo, esta plaza es en la actualidad el corazón de la ciudad. En otro tiempo, y de ahí su nombre, fue puerta de la muralla que viniendo desde la Plaza Vieja proseguía por la Rambla del Obispo Orbera hasta la puerta del Mar y, posteriormente, cerrándose, hasta la Rambla de la Chanca. Hoy es el punto de partida de la zona comercial que se extiende hacia la propia Rambla del Obispo Orbera, el paseo de Almería y las calles Echegaray, Granada, Alcalde Muñoz o de las Tiendas, una de las más antiguas de la ciudad, a la que en el siglo XVI llamaban de las Lencerías.
   En la calle del Alcalde Muñoz, a pocos pasos de la puerta de Purchena, se encuentra la iglesia de San Sebastián, del siglo XVII, en la que destaca su portada neoclásica. En la calle de las Tiendas se alza la iglesia de Santiago, templo catalogado como Monumento Histórico Artístico. Su construcción es del siglo XVI, posee una bella portada plateresca y una torre románica de 55 m. de altura.
   Pasada la calle de las Tiendas, hacia el sur, se llega a la Plaza Vieja, hoy de la Constitución, antigua y llena de sabor y en la que se levanta el Ayuntamiento.
   Hacia el este, en la plaza de su nombre, se encuentra la iglesia de San Pedro, fundada por los Reyes Católicos a fines del siglo XV y construida aprovechando una antigua mezquita árabe. En 1790 fue destruida por un terremoto y reconstruida posteriormente en el estilo neoclásico actual.
   Bajando por la plaza del Ecuador y calle del Conde Ofalia se alcanza la plaza de Pablo Cazard, lugar en el que se levanta el Teatro Cervantes. Desde aquí, dejando atrás la plaza de su nombre donde se encuentra la basílica de Nuestra Señora del Mar, patrona de Almería, y entrando por la calle Gravina, desembocamos en la catedral*. Es ésta una catedral-fortaleza, única de este tipo en Andalucía, cuyo fin es el culto, pero también la defensa ante los continuos ataques que por la época de su construcción desencadenaban sobre la ciudad los piratas berberiscos. Fue construida entre los años 1524 y 1562 bajo la dirección de Diego de Siloé, en el lugar que había ocupado anteriormente la antigua mezquita mayor de los árabes. Posee tres naves en estilo gótico y tanto el claustro como la fachada, en la que destacan tres robustos torreones y la portada principal, son de estilo renacentista.
   Desde la catedral hasta la alcazaba* puede subirse por la calle de la Reina. Es la alcazaba de Almería la mayor de las ciudadelas fortificadas construidas por los musulmanes. Su poderosa anatomía de piedra destaca ampliamente sobre el conjunto de la ciudad, siendo su seña principal de referencia. Ocupa una superficie de 43.500 m2 con un perímetro de 430 m. y una anchura media de 83 m. Fue construida por el califa cordobés Abderramán III en el año 955 y ampliada y engrandecida sucesivamente por Almanzor, por Jairan, rey de la taifa almeriense, e incluso por los Reyes Católicos. Posee tres recintos cerrados por murallas almenadas que se extienden hasta el cercano cerro de San Cristóbal. Debajo mismo de la alcazaba, en dirección al mar, se halla el famoso barrio de la Chanca, el más original de la ciudad, formado por casas-cuevas que se descuelgan en frágil equilibrio por las laderas del cerro, con fachadas de variado e intenso colorido y adornadas por un riquísimo muestrario de flores y plantas colgantes. Es éste un barrio muy popular, poblado principalmente por gitanos y por pescadores.
Extramuros
   Fuera de este recinto antiguamente amurallado, la ciudad ha crecido empujada, sobre todo, por la especulación, lo que ha originado un fuerte desorden y la aparición de una arquitectura completamente fuera de lugar. Bajando desde la Chanca, puede recorrerse el parque de Nicolás Salmerón y aprovechar para conocer los puertos pesquero y comercial y, más adelante, cruzada la Rambla de Belén, dar una paseo por las playas de las Almadrabillas y Luminosa o del Zapillo.

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