2. CORIA, Cáceres. Puerta del Rollo.
3. CORIA, Cáceres. Vista general de la Catedral.
4. CORIA, Cáceres. Puerta norte y Torre de la Catedral.
5. CORIA, Cáceres. Puerta Norte de la Catedral.
6. CORIA, Cáceres. Puerta principal de la Catedral.
7. CORIA, Cáceres. Retablo Mayor de la Catedral.
8. CORIA, Cáceres. Portada del Palacio Episcopal.
9. CORIA, Cáceres. Torre del Homenaje del Palacio de los Duques de Alba.
10. CORIA, Cáceres. Puente Viejo.
CORIA* (I), provincia de Cáceres: 22 de noviembre de 2005.
Esta pequeña ciudad, que fue sede de una de las más antiguas diócesis españolas hasta su traslado en 1956 a Cáceres, ha sabido conservar tras su impresionante muralla un rico patrimonio monumental.
El casco histórico, con una indudable impronta medieval, está rodeado por murallas* de origen romano (siglos III-IV), si bien muy transformadas en la época de dominación árabe y en los siglos XVI y XVII. Trabajos reciente, además de asegurar su conservación, les han devuelto su primitiva apariencia, al despejar de los muros de sillería de granito las edificaciones adosadas a lo largo del tiempo. Sólidas torres cuadradas de carácter defensivo rompen de trecho en trecho la monotonía del trazado rectilíneo, adaptado a la topografía del lugar. Dos de las cuatro puertas de acceso al interior, las de San Pedro y de la Guía, conservan en parte su estructura romana, en tanto que las llamadas del Sol y del Rollo corresponden a las reformas llevadas a cabo durante el siglo XVI. Entrando al recinto amurallado por esta puerta, nos toparemos con el castillo*, que con su elegante torre del homenaje aún domina el vértice noroccidental de la muralla. Se construyó a finales del siglo XV, probablemente a partir de una antigua fortaleza templaria, y su sobria decoración exterior se limita a los arquillos ciegos que recorren el remate almenado y a la presencia de los blasones de la casa ducal.
La Plaza Mayor configura el segundo núcleo monumental del casco antiguo. En torno a ella se agrupan algunos ejemplos desctacados de arquitectura civil: el Ayuntamiento Viejo, que la preside, la Alhóndiga, la Cárcel Real, que acoge el museo municipal y la iglesia de Santiago.
Dentro del recinto, sobre la parte sur de la cerca, la catedral de la Asunción* es una poderosa atalaya desde la que se domina la vega del Alagón. Fue levantada en su estructura actual gótica-renacentista a partir de finales del siglo XV, aunque las obras se dilataron hasta el XVIII. La torre, de traza barroca, hubo de ser reedificada tras su destrucción a causa del terremoto de 1755. Junto a ella, elementos destacables del exterior son las portadas: la situada al norte es del gótico tardío, y la principal, que se abre a poniente, plateresca. El interior, de nave única y planta rectangular, se cubre con bóveda de crucería realizada por Pedro de Ibarra en el siglo XVI. La hermosa tracería gótica del coro (siglo XV), el retablo mayor, con tallas de Alejandro Carnicero (siglo XVIII), y diversas muestras de escultura funeraria forman parte de la riqueza artística del templo. Muy destacable es también la Sacristía Mayor, que cobija una bella fuente de mármol, y el claustro gótico, la parte más antigua del edificio, levantado probablemente sobre los restos de la antigua mezquita de Medina Cauria. Existe un Museo Catedralicio donde además de varias obras de arte sacro se conserva como reliquia el presunto mantel de la Última Cena, regalo del papa Eugenio III a la ciudad.
En las proximidades de la catedral se alzan el Palacio Episcopal, que pronto será convertido en un hotel de tres estrellas, y el Seminario, construidos ambos en el siglo XVI a expensas del obispo Ruiz de Camargo, cuyo escudo campea en los edificios. Mayor interés posee el también cercano palacio de los Duques de Alba, del siglo XVI, exponente del señorío ejercido por esta casa nobiliaria sobre la ciudad. Fue edificado sobre el alcázar árabe y vino a sustituir como lugar de residencia al castillo. Lo más destacado del palabio es el hermoso mirador renacentista del jardín de naranjos.
Hay también interesantes construcciones religiosas, como el convento de la Madre de Dios, que mezcla lo gótico y lo renacentista, y se pueden adquirir los deliciosos dulces que elaboran sus ilustres moradoras, las monjas franciscanas.
Fuera del recinto amurallado merece una visita el llamado Puente Viejo, reedificado en el siglo XVI, al parecer sobre cimientos de época romana. El cambio de cauce del Alagón, tras una crecida en el siglo XVII, lo dejó fuera de servicio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario