2. PLASENCIA, Cáceres. Portada de la Catedral Vieja.
3. PLASENCIA, Cáceres. Otra vista de la Portada Principal de la Catedral Vieja.
4. PLASENCIA, Cáceres. Portada Principal de la Catedral Nueva.
5. PLASENCIA, Cáceres. Otra vista de la Portada Principal de la Catedral Nueva.
6. PLASENCIA, Cáceres. Vista de las Casas del Deán y del Doctor Trujillo.
7. PLASENCIA, Cáceres. Claustro del Convento de Dominicos, hoy Parador Nacional.
8. PLASENCIA, Cáceres. Interior del Convento de la Sala Capitular del Convento de Dominicos, hoy Parador Nacional.
PLASENCIA** (I), provincia de Cáceres: 22 de noviembre de 2005.
Conocida como "la Perla del Jerte", es el segundo núcleo de población más importante de la provincia, sólo superado por Cáceres, con la que en otro tiempo rivalizó por la capitalidad. A su pasado insigne, plasmado en el considerable patrimonio artístico que encierra tras sus murallas, la ciudad actual une un destacado papel dinamizador de la comarca como centro administrativo y comercial.
El complicado y singular conjunto catedralicio** está formado por dos construcciones diferentes unidad en sentido longitudinal. La Catedral Vieja fue construida entre los siglos XIII y XIV. Durante ese largo período se levantan, primero, la fachada tardorrománica de los pies y la sala capitular, cubierta por una cúpula octogonal rematada en el exterior por un chapitel escamado de inspiración bizantina (popularmente es conocido como "el Melón"), y ya en el siglo XIV se acomente la construcción de las tres naves y el claustro de estilo cisterciense parcialmente derruido. La convivencia del románico y el gótico aparece en los distintos elementos de este primer templo que, a partir de 1498, al considerarlo pobre y tosco, comenzó a ser sustituido por la Catedral Nueva, contando para ello con la intervención de los más afamados arquitectos españoles de la época. Enrique Egas, autor de sus primeros planos, inició la cabecera. Le sucedieron Francisco de Colonia y Juan de Álava, quien culminó la Capilla Mayor* (1522), magnífica pieza renacentista. Posteriormente aún intervendrían Alonso de Covarrubias, Pedro de Ibarra, Gil de Hontañón, artífice de la también renacentista fachada principal, de cuatro cuerpos minuciosamente decorados, y Diego de Siloé, a quien se atribuye la fachada meridional o del Enlosado.
Pese a tan larga y cualificada nómina de arquitectos, la nueva catedral quedó inconclusa, sin avanzar más allá de la cabecera y los primeros tramos de las naves, que se unieron a las de la Catedral Vieja. No obstante, el resultado final guarda un sorprendente equilibrio, al que contribuyen la elegante balaustrada superior y los gráciles pináculos.
En el entorno catedralicio se sitúan la casa del Deán, del siglo XVI, precedida de vistoso balcón esquinado y portada en dintel con columnas toscanas, y la casa del Doctor Trujillo, torreado palacete gótico que es la sede del Palacio de Justicia.
Cercano encontramos el Convento de Dominicos, hoy Parador Nacional, fundación de los Zúñiga, cuyo panteón se encuentra en la anexa iglesia gótica, puesta bajo la advocación de San Vicente Ferrer. La sacristía y otras estancias exhiben buenas muestras de azulejería talabricense del siglo XVI.
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