1. BENAVENTE, Zamora. Torre del Caracol del castillo de la Mota.
2. BENAVENTE, Zamora. Una de las portadas de la igl. de Sta. Mª del Azogue.
3. BENAVENTE, Zamora. Tímpano de una de las portadas de la igl. de Sta. Mª del Azogue.
4. BENAVENTE, Zamora. Interior de la igl. de Sta. Mª del Azogue.
5. BENAVENTE, Zamora. Portada principal de la igl. de San Juan del Mercado.
6. BENAVENTE, Zamora. Puerta de San Juan de la igl. de San Juan del Mercado.
7. BENAVENTE, Zamora. Interior de la igl. de San Juan del Mercado.
8. BENAVENTE, Zamora. Nave central de la igl. de San Juan del Mercado.
9. BENAVENTE, Zamora. Portada del Hospital de la Piedad.
BENAVENTE (I), provincia de Zamora: 17 de septiembre de 2007.
Alzada sobre un altozano próximo a la confluencia de los ríos Esla y Órbigo y dominando la amplia vega de éste último, el núcleo más populoso de la provincia zamorana, tras la capital, ha basado históricamente su desarrollo en su situación de cruce de caminos entre la meseta y las tierras gallegas, leonesas y asturianas.
Sin duda el monumento más representativo de Benavente, y lugar idóneo para iniciar la visita, es el castillo de la Mota. Se levanta en la parte más alta del cerro, desde donde domina la gran vega del Órbigo. Originalmente, fue una fortaleza del siglo XII construida sobre un castro romano. En sus grandes salones se reunieron las Cortes de León. Los condes de Benavente se encargaron de ampliarlo y, según escritos de la época, no había palacio que superase lo allí construido. Desgraciadamente, las tropas francesas e inglesas lo asolaron durante la guerra de la Independencia y después sufrió sucesivos expolios. Hoy, de la vieja fortaleza sólo queda la sólida torre del Caracol*, magnífica construcción gótico-renacentista, de planta cuadrada con elegantes miradores y redondas defensas laterales. Fue erigida a principios del siglo XVI por el quinto conde de Benavente. El interior de su sala principal está cubierto por una hermosa armadura mudéjar, procedente del cercano convento de San Román del Valle. Alrededor se han levantado edificaciones modernas que, junto con la propia torre, acogen las instalaciones del parador Rey Fernando II de León. El entorno se ha convertido en una agradable zona ajardinada, propicia para el paseo.
No muy lejos del Castillo, en dirección al centro urbano, destaca la iglesia de Santa María del Azogue*, en la parte más alta del casco antiguo. Se inició en tiempos de Fernando II de León, en el siglo XII, y aunque las obras se dilataron hasta el siglo XVI, estilísticamente se encuadra en el románico de transición, con marcadas influencias del arte cisterciense. En el exterior llaman la atención la cabecera compuesta por cinco armónicos ábsides de tamaño decreciente, y las portadas que se abren en los brazos del crucero, con una rica decoración escultórica. La portada occidental es obra posterior y fue reconstruida en el siglo XVIII. En el interior, de planta de cruz latina y tres naves, los ábsides centrales van cubiertos con bóvedas de ojivas, mientras que los dos exteriores se cierran con bóvedas de cañón. Las bóvedas de crucería que se alzan sobre las naves corresponden al siglo XVI. Entre las obras que contiene, destaca el grupo pétreo y policromado de La Anunciación (finales del siglo XIII), con las figuras de la Virgen y el ángel situadas sobre pilares a uno y otro lado del crucero.
Por la calle del Obispo Regueras se alcanza la Plaza Mayor (o de España), construida sobre pórticos y presidida por el edificio del Ayuntamiento. A su derecha, en una rinconada, queda la iglesia de San Juan del Mercado, supuestamente vinculada en sus orígenes a los templarios y, con seguridad, perteneciente a la Orden Hospitalaria de San Juan. Las obras se iniciaron en 1182, pero, al igual que en el caso de Santa María, tardaron más de cuatro siglos en concluirse. Lo más relevante del exterior, dada la imposibilidad de contemplar la zona absidal, es la llamada puerta de San Juan*, cuyas columnas, de capiteles esculpidos con motivos vegetales y arpías, llevan adosadas figuras de profetas, mientras que en el tímpano está representada la Adoración de los Magos, enmarcada por pequeños -y algo toscos- relieves escultóricos. El templo tiene otras dos portadas, más simples, y sus tres naves, dispuestas en planta basilical, están separadas por pilares cruciformes.
Finalmente, descendiendo por la calle del General Mola, el hospital de la Piedad, antiguo centro jacobeo y actual asilo de ancianos, es un edificio del XVI con portada renacentista y un elegante patio.
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