2. LLANES, Asturias. Portada de la Igl. de Sta. María.
3. LLANES, Asturias. Otra vista general de la Igl. de Sta. María.
4. LLANES, Asturias. La Torre del Castillo.
LLANES* (I), provincia de Asturias: 28 de junio de 2006.
Bajo la severa vigilancia de la sierra de Cueva, Llanes, antigua y señorial, se mira en el mar. Capital de un concejo próspero, la presión de los veraneantes no ha roto el equilibrio tradicional.
Todo el territorio de Llanes estuvo densamente poblado en épocas prehistóricas, como lo atestiguan las numerosas cavernas de la zona. En las primeras menciones históricas (medievales) aparece como Aguilar, del nombre de la familia que lo señoreaba, pero ya en 1206 Alfonso IX de León otorga a la villa su carta puebla; desde entonces, la historia de Llanes se caracterizará por su independencia, protegida por la Corona: un auténtico islote inmune a los vaivenes del feudalismo.
Recuerdo de esta especial situación son los restos de sus murallas y la torre del castillo, defensas levantadas en el siglo XIII. Bastante bien conservada pese al furor urbanístico que ha asolado España en los últimos años, hay en la ciudad todavía numerosas casas renacentistas.
Entre los monumentos, destaca la iglesia de Santa María, románica de transición al gótico (la fachada norte es del siglo XII, y la principal del siglo XIII: ambas sufren graves erosiones en sus motivos escultóricos). Dentro se conserva un magnífico retablo plateresco con seis óleos que representan escenas del Nuevo Testamento, debido a un artista flamenco desconocido de comienzos del siglo XVI.
Otros edificios notables son la casa de los marqueses de Gastañaga, del siglo XV (con reformas posteriores), la casa del Cercau, del siglo XVII, con capilla interior, o el antiguo convento de Agustinas Recoletas, con portada del siglo XVII, que hoy es un hotel.
Son de lamentar las ruinas del palacio del duque de Estrada, edificio del siglo XVII de grandes proporciones, así como también las del teatro Benavente, del que sólo queda la fachada y un destino incierto, y que se alzaba -emplazamiento sin duda singular, para un teatro- sobre el río mismo (las aguas pasaban por debajo) frente al puente por donde el río desemboca en el estrecho y alargado puerto que se adentra en la ciudad determinando su fisonomía.
Pese a la pérdida del teatro, Llanes sigue manteniendo una serie de edificios y rincones decimonónicos no menos determinantes de su personalidad. Así, a las casas de indianos del extrarradio hay que sumar el casino, que mantiene una gran actividad lúdica y cultural, y cuyos salones quizás sean el lugar más indicado para leer El Oriente de Asturias, semanario decano de la prensa asturiana (fundado en 1868); a menos que se prefiera, si el tiempo lo acompaña, hojearlo en el magnífico paseo de San Pedro, con sus jardines y sus vistas al mar, que bate los pies del cantil que lo sostiene.
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