1. MONASTERIO DE SANTA MARÍA LA REAL - Oseira, Orense. Acceso al complejo monacal.
2. MONASTERIO DE SANTA MARÍA LA REAL - Oseira, Orense. Arco de acceso y fachada del mon.
3. MONASTERIO DE SANTA MARÍA LA REAL - Oseira, Orense. Fachada de la igl. del mon.
4. MONASTERIO DE SANTA MARÍA LA REAL - Oseira, Orense. Fachada del mon.
5. MONASTERIO DE SANTA MARÍA LA REAL - Oseira, Orense. Vista de la igl. y al fondo la portada del mon.
MONASTERIO DE SANTA MARÍA LA REAL - Oseira (I), provincia de Orense: 14 de septiembre de 2007.
El monasterio de Santa María la Real es, junto con el de Sobrado, el de mayor tamaño e importancia de Galicia.
En un lugar apartado donde debían de abundar los osos (Ursaria), cuatro ermitaños tuvieron una visión y decidieron hacer vida monacal. Alfonso VII legalizó la fundación en 1135, y seis años después la casa entró en la órbita cisterciense.
El peregrino alemán Famiano, que luego sería el primer santo de la orden, vivió en la abadía. Ésta llevó a cabo una considerable labor de colonización en su amplio dominio entre el Miño y el Deza. Tras el incendio de 1552, las grandes reformas efectuadas le hicieron ganar el apelativo de "Escorial gallego". Malvendido por 2.500 reales tras la exclaustración, el expolio sólo terminó con el regreso de los monjes en 1929. Fray Juan María Vázquez Rey ha sido el alma mater de la ejemplar restauración, que le ha valido a la comunidad el premio Europa Nostra en 1990.
Al exterior, las fachadas barrocas de la iglesia y el monasterio, ambas almohadilladas, forman ángulo recto. La entrada se hace por el claustro de los Caballeros o de la Portería (1713-56), con la escalinata de honor herreriana. De aquí seguimos al patio de las Procesiones (siglo XVI), afeado por el cierre de los arcos del piso bajo y decorado con 40 medallones en el superior. De la desaparecida escalera de los Obispos resta la cúpula octogonal estrellada. El Museo de la Piedra guarda piezas procedentes de la fábrica.
En la bóveda del locutorio se emplearon nada menos que losas funerarias. Una bella puerta renacentista conduce a la iglesia, pero antes podemos conocer el claustro de los Pináculos (segunda mitad del siglo XV), con el refectorio y su elegante fuente. El templo, edificado de fines del siglo XII a 1239, es de planta de cruz latina con tres naves -muy estrechas las laterales-, crucero y girola. Como prodigio técnico debe calificarse la bóveda plana del coro alto. Sobre el crucero va una cúpula nervada decorada con pinturas murales y cuatro relieves. Merecen destacarse los altares barrocos de las entradas del deambulatorio, con tallas de Gambino, y la imagen medieval en piedra de la Virgen de la Leche.
A través de la sacristía entramos a la sorprendente sala capitular, obra gótica decadente cubierta con bóvedas estrelladas que se apoyan en ménsulas y cuatro columnas helicoidales de las que parten los nervios en forma de palmera. De la misma iglesia arranca la escalera del dormitorio, iluminada por una hermosa linterna irregular con cupulino. Antes de marchar podemos adquirir el licor Eucaliptine, elaborado por los monjes. Junto al monasterio un edificio alberga el Museo Etnográfico Olimpio Liste, único en su género por la categoría de su colección privada.
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