2. CÁCERES, Capital. Torre del Bujaco y Ermita de la Paz.
3. CÁCERES, Capital. Arco de la Estrella.
4. CÁCERES, Capital. Torre de los Púlpitos.
5. CÁCERES, Capital. Bóvedas de la Concatedral de Santa María la Mayor.
6. CÁCERES, Capital. Retablo Mayor de la Concatedral de Santa María la Mayor.
7. CÁCERES, Capital. Fachada de la Concatedral de Santa María la Mayor.
8. CÁCERES, Capital. Palacio Episcopal.
9. CÁCERES, Capital. Palacio de los Mayoralgo.
10. CÁCERES, Capital. Palacio de Hernando de Ovando.
11. CÁCERES, Capital. Torre de la Casa de los Carvajal.
12. CÁCERES, Capital. Torre de lo Espaderos.
13. CÁCERES, Capital. Palacio de la Diputación.
14. CÁCERES, Capital. Palacio de los Golfín-Roco.
15. CÁCERES, Capital. Casa de los Golfines de Abajo.
16. CÁCERES, Capital. Torre de la Casa de los Golfines de Abajo desde la Plaza de San Jorge.
17. CÁCERES, Capital. Fachada de la Iglesia de la Compañía de Jesús.
18. CÁCERES, Capital. Fachada del Convento de la Compañía de Jesús.
19. CÁCERES, Capital. Casa de los Becerra.
CÁCERES** (I), capital de la provincia: 24 de noviembre de 2005.
Declarada Patrimonio de la Humanidad por el Comité para la Salvaguardia Mundial de la Unesco en 1986, este hecho vendría a reconocer tanto los valores históricos y artísticos del casco antiguo de la ciudad como los de una población que ha sabido transmitir y conservar hasta los tiempos actuales uno de los conjuntos de época medieval y renacentista más completos del mundo. Tras un prolongado olvido, Cáceres comienza a suscitar el interés viajero que su belleza reclama.
El Barrio Monumental: en torno a la plaza de Santa María
Un recorrido ordenado puede iniciarse desde la Plaza Mayor, amplio espacio que se extiende ante la muralla y donde la llamada torre del Bujaco, corrupción popular del nombre árabe Abu Yacub, preside y anticipa el interior del recinto monumental. Erigida sobre una fortificación romana durante el período almohade (siglo XII), fue la última posición defendida por los fratres de Cáceres ante las tropas del califa Abu Yacub Yusuf y acabó convirtiéndose en escenario de la ejecución de los caballeros supervivientes. En su interior acoge un centro de interpretación sobre la historial cacereña en tres aspectos (romano, árabe y Edad Media), además de permitir el acceso a un tramo de la muralla y al impresionante mirador en la parte alta de la torre. Adosada a ella, la ermita de la Paz, con pórtico de tres arcos de medio punto, del siglo XVII, aunque se reedificó en la segunda mitad del XVIII en estilo barroco.
El acceso al recinto monumental se realiza por la escalinata que precede al arco de la Estrella, reconstruido por Manuel Lara Churriguera (1727) en sustitución de una de las puertas de la muralla defendida por la contigua torre de los Púlpitos, así llamada por los matacanes cilíndricos de los ángulos. El arco, rebajado, se dispone en un original esviaje para permitir el paso de las mercaderías y muestra al exterior el escudo de la ciudad.
Un recorrido ordenado puede iniciarse desde la Plaza Mayor, amplio espacio que se extiende ante la muralla y donde la llamada torre del Bujaco, corrupción popular del nombre árabe Abu Yacub, preside y anticipa el interior del recinto monumental. Erigida sobre una fortificación romana durante el período almohade (siglo XII), fue la última posición defendida por los fratres de Cáceres ante las tropas del califa Abu Yacub Yusuf y acabó convirtiéndose en escenario de la ejecución de los caballeros supervivientes. En su interior acoge un centro de interpretación sobre la historial cacereña en tres aspectos (romano, árabe y Edad Media), además de permitir el acceso a un tramo de la muralla y al impresionante mirador en la parte alta de la torre. Adosada a ella, la ermita de la Paz, con pórtico de tres arcos de medio punto, del siglo XVII, aunque se reedificó en la segunda mitad del XVIII en estilo barroco.
El acceso al recinto monumental se realiza por la escalinata que precede al arco de la Estrella, reconstruido por Manuel Lara Churriguera (1727) en sustitución de una de las puertas de la muralla defendida por la contigua torre de los Púlpitos, así llamada por los matacanes cilíndricos de los ángulos. El arco, rebajado, se dispone en un original esviaje para permitir el paso de las mercaderías y muestra al exterior el escudo de la ciudad.
De frente, por una estrecha callejuela se alcanza la plaza de Santa María**, en cuyo irregular espacio se suceden diversos palacios en torno a la iglesia concatedral de Santa María la Mayor**. Este templo, de los siglos XII y XVI, es obra de transición del románico al gótico y abre al exterior dos portadas con apuntadas arquivoltas bajo un pequeño tejaroz o alero. Consta de tres naves con bóveda de crucería, cabecera poligonal y capillas absidiales. En su interior posee un retablo plateresco, realizado por Guillén Ferrant y Roque Balduque (1550), y otras obras destacables como el púlpito, las pilas bautismales de alabastro y la puerta de la sacristía, también plateresca. Como tradicional lugar de enterramiento de la nobleza cacereña, el pavimento ofrece una amplia muestra de la heráldica local. La concatedral dispone de un Museo Religioso donde se pueden apreciar piezas de toda la provincia.
Frente a la iglesia se alza la fachada renacentista del Palacio Episcopal, obra originaria del siglo XII, aunque con grandes reformas en el XVI promovidas por el obispo García de Galarza. El palacio de Mayoralgo, próximo al anterior y de interior gótico, con fachada del siglo XVI, fue reconstruido tras los daños sufridos en la Guerra Civil (1937). En su portada, de grandes dovelas, conserva el escudo de los Blázquez, que era el apellido de los mayoralgos.
En el lado opuesto de la misma plaza, el palacio de Hernando de Ovando, de 1519, muestra una bella portada en la que aparecen representadas, sobre las enjutas del arco de medio punto, las efigies del titular de la casa y de su esposa, Mencía de Ulloa. El escudo esgrafiado de la parte superior es del siglo XVIII.
La casa de los Carvajal, al inicio de la calle Tiendas, aunque erigida en el siglo XV, hubo de ser reedificada a finales del siglo XIX, tras quedar destruida por un incendio. Su torre cilíndrica data de la época musulmana (siglo XII). Al final de esta misma calle se alza la torre de los Espaderos, de los siglos XIII-XIV, bastión defensivo de la hoy desaparecida puerta de Coria. En las cercanías, sobre una plazuela próxima a la muralla, está el palacio de los Toledo-Moctezuma, de finales del siglo XVI y vinculado a la memoria de una hija del rey azteca casada con un capitán de Hernán Cortés. Fue hace poco restaurado y acoge el Archivo Provincial.
Tras retornar a la plaza de Santa María, el recorrido puede proseguir a través de la plaza de los Golfines, enlazada con la anterior por el palacio de la Diputación, edificio de origen renacentista muy restaurado. Próximo a él, el palacio de los Golfín-Roco, del siglo XVI, que también acoge dependencias oficiales, y la casa de los Moraga, al inicio de la Cuesta de Aldana, sirven de complemento a una de las muestras más características de la arquitectura de la ciudad: la casa de los Golfines de Abajo*. Su construcción, comenzada a finales del XV, se prolongaría hasta 1535 con la decoración de la fachada principal, flanqueada por dos torres de distinta altura que dan al conjunto un carácter de casa-fortaleza.
La rica ornamentación de la portada y la crestería que corona la parte superior evocan la influencia del plateresco salmantino. Fue residencia de los Reyes Católicos durante su estancia en la villa, y conserva en el interior el llamado salón de Linajes y un bello patio con arcos escarzanos que se alzan sobre columnas elípticas.
La iglesia y convento de la Compañía de Jesús, puestos bajo la advocación de San Francisco Javier, ocupan la inmediata plaza de San Jorge, y rompen con su presencia barroca la línea medieval-renacentista dominante en el entorno. El templo, cuya construcción finalizó durante 1755, poco antes de la expulsión de la orden, guarda en su interior un retablo barroco con imágenes de bulto redondo y un cuadro de Paolo Manfei. En la misma plaza, la casa de los Becerra, del siglo XV, con ventana encuadrada por pilastras sobre el arco de medio punto, constituye uno de los más bellos ejemplos de fachada gótica que pueden admirarse en la ciudad.
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