1. MORATALLA, Murcia. Portada y Torre del cvto. de San Francisco.
2. MORATALLA, Murcia. Exterior de la igl. de la Asunción.
3. MORATALLA, Murcia. Torre del Homenaje del Castillo.
4. MORATALLA, Murcia. Vista del Retablo Mayor (pintado) de la igl. de la Asunción.
5. MORATALLA, Murcia. Bóveda estrellada de la igl. de la Asunción.
6. MORATALLA, Murcia. Bóvedas de la igl. de la Asunción.
MORATALLA* (I), provincia de Murcia: 6 de julio de 2007.
Al abrigo de las sierras de Cerezo y de los Álamos, se sitúa la monumental Moratalla, uno de los más importantes lugares de la comarca del Noroeste.
Una ordenada visita a la ciudad permite obtener, casi al tiempo, una clara visión de los avatares históricos por los que ha tenido que pasar la villa de Moratalla.
Así en la Cañaíca o la fuente del Sabuco se encuentran las pinturas prehistóricas entre las que cabe destacar las Blancas de los Ánades. También en Los Castillos, conjunto histórico artístico, se pueden contemplar los restos de un antiguo poblado ibérico y sobre el río Alharabe, que junto con el Benamor riega los parajes de Moratalla, se halla el puente romano.
Es, sin embargo, a partir del siglo XIII cuando Moratalla comienza a destacar. Fue entonces cuando Alfonso X confirmó la cesión de los territorios del Segura a Palay Pérez Correa, a la sazón maestre de la Orden Militar de Santiago. A partir de entonces comienzan a tomar forma edificaciones como el castillo, construido en el siglo XV y del que se conservan, aparte de restos de sus murallas, la torre del homenaje y un edificio que al parecer se levantó en el siglo XVI para albergar al comendador. Al castillo le siguió la construcción de la iglesia de la Asunción en el siglo XVI, aunque la sacristía, de estilo barroco, le fue adosada en el siglo XVIII. Actualmente esta parroquia contiene en su interior el Museo de Arte Sacro. Se trata de una pequeña muestra de obras de orfebres y escultores entre las que se cuenta una talla de San Camilo, obra de Salzillo de la que sólo se conserva la cabeza.
Del mismo siglo XVI datan el convento de San Francisco, la ermita de la Rogativa y el monasterio llamado Casa de Cristo, que se encuentra enclavado en el monte Benamor, al sur de la población.
El recorrido por las intrincadas calles de la ciudad, que se extiende alrededor del castillo, permitirá encontrar un buen número de agradables y acogedoras tabernas.
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