1. JAÉN, capital. Fachada neoclásica de la igl. de San Ildefonso.
2. JAÉN, capital. Fachada manierista de la igl. de San Ildefonso.
3. JAÉN, capital. Uno de los retablos de la igl. de San Ildefonso.
4. JAÉN, capital. Virgen de la Capilla, en la igl. de San Ildefonso.
5. JAÉN, capital. Una de las torres de la Catedral.
6. JAÉN, capital. Una de las portadas de la catedral.
7. JAÉN, capital. Trascoro de la catedral.
8. JAÉN, capital. Bóvedas de la nave lateral de la catedral.
9. JAÉN, capital. Fachada principal de la catedral.
10. JAÉN, capital. Fachada y una de las torres de la catedral.
11. JAÉN, capital. Fachada de la igl. de la Merced.
12. JAÉN, capital. Arco de San Lorenzo.
13. JAÉN, capital. Igl. de San Bartolomé.
14. JAÉN, capital. Igl. de San Juan.
15. JAÉN, capital. Relieve del abrazo de San Joaquín y Sta. Ana, de la igl. de la Magdalena.
16. JAÉN, capital. Claustro de la igl. de la Magdalena.
17. JAÉN, capital. Calvario de la igl. de la Magdalena.
18. JAÉN, capital. Interior de la igl. de la Magdalena.
19. JAÉN, capital. Portada y Torre de la igl. de la Magdalena.
20. JAÉN, capital. Portada del Archivo Histórico de Jaén, antiguo cvto. de Sto. Domingo.
JAÉN (I), capital de la provincia: 7 de julio de 2007.
La ciudad del Santo Reino se alza al pie del cerro de Santa Catalina, rodeada por una media luna montañosa que la abraza entre el sur y el suroeste.
El corazón cristiano
La plaza de Santa María, armonioso conjunto arquitectónico, constituye el corazón de la ciudad. En ella se levanta la catedral**, Monumento Histórico Artístico desde 1931, suntuoso edificio renacentistas, construido entre los siglos XVI y XVII siguiendo la traza original de Andrés de Vandelvira. Su hermosa fachada principal, constituida por un gran cuerpo de columnas corintias flanqueado por robustas torres, brillan entre lo mejor de la arquitectura barroca. En su interior sobresale el coro, la sacristía y la capilla mayor. En esta última están la imagen de Nuestra Señora de la Antigua, de estilo gótico, y el famoso lienzo del Santo Rostro que, como quiere la tradición, es el mismo que ofreció la Verónica y en el que Cristo dejó impresa su faz. El Museo Catedralicio guarda numerosos objetos litúrgicos de gran valor.
La plaza de Santa María, armonioso conjunto arquitectónico, constituye el corazón de la ciudad. En ella se levanta la catedral**, Monumento Histórico Artístico desde 1931, suntuoso edificio renacentistas, construido entre los siglos XVI y XVII siguiendo la traza original de Andrés de Vandelvira. Su hermosa fachada principal, constituida por un gran cuerpo de columnas corintias flanqueado por robustas torres, brillan entre lo mejor de la arquitectura barroca. En su interior sobresale el coro, la sacristía y la capilla mayor. En esta última están la imagen de Nuestra Señora de la Antigua, de estilo gótico, y el famoso lienzo del Santo Rostro que, como quiere la tradición, es el mismo que ofreció la Verónica y en el que Cristo dejó impresa su faz. El Museo Catedralicio guarda numerosos objetos litúrgicos de gran valor.
Frente a la catedral, subiendo por la calle Obispo González, aparece un trozo de muralla al lado del cual se levanta el torreón de Torralba. Haciéndole frente se halla el monasterio de Santa Teresa, donde vive la comunidad de las carmelitas descalzas, famosas por su exquisita repostería. La iglesia, obra de 1615, posee un gran retablo mayor con pinturas de Ambrosio de Valois. El convento conserva una de las copias manuscritas del Cántico Espiritual de San Juan de la Cruz.
Tres caminos
Tres caminos
Desde la plaza de la catedral se pueden trazar tres recorridos que siguieran tres líneas imaginarias tiradas hacia el norte, hacia el noreste y hacia el noroeste. La línea del norte pasa a través del arco del Consuelo, la plaza de San Francisco, Bernabé Soriano, la plaza de la Constitución, el paseo de la Estación ... Es la línea que lleva hacia la ciudad moderna, de anchas calles y rectas avenidas. Junto a la plaza de la Constitución aparece el notable palacio de los Vilches*, último resto de la antigua Plaza Mayor de la ciudad y del que sobresale la magnífica arcada del soportal, del siglo XVII.
En el paseo de la Estación se alza el monumento a la batalla de las Navas de Tolosa y Bailén y, sobre todo, el edificio del Museo Provincial*, construido en 1920 por el arquitecto Antonio Flores, aprovechando las portadas del antiguo pósito y de la desaparecida iglesia de San Miguel. Entre otras, la colección de arte ibérico es de un enorme interés.
La línea del noreste, cuyo trazado puede hacerse a través de la calle Muñoz Garnica, con magníficos ejemplos de casas nobles, lleva a la plaza de toros y a la Alameda. Al final de la calle Garnica aparece la iglesia de San Ildefonso*, la segunda en amplitud después de la catedral. Se trata de un templo de carácter gótico construido entre finales del siglo XIV y principios del XV. Posee tres fachadas, una gótica, otra manierista y la tercera neoclásica. En la gótica se ve un mosaico de Santiago Padrós que representa el descenso de la Virgen sobre Jaén en la noche del 10 al 11 de junio de 1430, durante el cerco sufrido por la ciudad a cargo del ejército musulmán. En el interior se guarda la Virgen de la Capilla, patrona de la ciudad, cuya capilla, con amplias vidrieras que permiten la visión de la imagen desde la calle, resulta muy atractiva. Junto a la iglesia se alza la Casa de la Virgen, pequeño museo en el que se expone una parte importante del patrimonio artístico que ha producido la devoción de la Virgen a lo largo de los siglos. Algo más abajo se halla la puerta del Ángel, única que queda de la antigua muralla, y el convento de las Bernardas*, que posee hermosas fachadas y un precioso claustro. La iglesia encierra un buen número de objetos artísticos, entre los que destaca algunas pinturas de Ángelo Nardi.
La línea del noroeste recorre los viejos barrios de estirpe árabe. Calles como Positillo, Cumbres, Llana, Vicario, etc. ofrecen su ancestral geometría como si no hubiesen pasado los siglos. Subiendo desde la catedral por la calle Maestra y Madre de Dios aparece el arco de San Lorenzo, único resto que se conserva de la iglesia de su nombre, Monumento Nacional desde 1877. En su interior hay una capillita con preciosos azulejos moriscos y yeserías.
Cerca de aquí, por la calle Martínez Molina, se llega a la iglesia de San Bartolomé, construida entre los siglos XVI y XVII, que conserva un precioso artesonado mudéjar. Casi al lado se levanta el monasterio de Santa Clara*, fundado por Fernando III inmediatamente después de la conquista. Es muy bello su claustro y en la iglesia conserva una imagen de un Cristo de bambú del siglo XVI.
Subiendo por Arroyo de San Pedro se encuentra en primer lugar la monumental fuente de los Caños, obra del siglo XVI y una de las muchas con las que cuenta la ciudad, y en segundo lugar el palacio de Villardompardo, señorial edificio del siglo XVI, cuyo mayor interés radica en el hecho de guardar y permitir el acceso a los baños árabes**, Monumento Nacional desde 1917, extraordinario ejemplo de este tipo de edificaciones civiles musulmanas, construido entre finales del siglo X y principios del XI. Descubiertos en 1913 por Enrique Romero de Torres, ha sufrido un proceso de restauración entre los años 1936 y 1984, trabajo que mereció el premio Europa Nostra de 1984.
Por encima de estos baños puede verse la iglesia de San Juan, erigida inmediatamente después de la conquista, y el convento de Santo Domingo, construido a partir de 1382 sobre un palacio árabe que el rey Juan I donó a la orden dominicana. La iglesia posee una buena fachada renacentista y, en el interior, bóvedas pintadas al fresco.
Más arriba aún, subiendo por la calle Juanito El Practicante, se llega al conjunto formado por la iglesia de la Magdalena*, levantada sobre una antiqua mezquita en estilo gótico, cuya torre es el alminar, reformado en el siglo XVI; el Raudal, del mismo nombre, antiquísima fuente de agua potable de la que se abastecía gran parte de la ciudad, y la Casa del Cadiato, de origen morisco, aunque muy reformada. Más abajo se alza el monasterio de Santa Úrsula, del siglo XVI, cuya comunidad de agustinas elabora las famosísimas yemas de Santa Úrsula.
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